viernes, 29 de agosto de 2008

Caminos nuevos, viejos caminos.-




En este universo estival de la fantasía he viajado desde un lugar sin nombre, antiguas tierras que decían de “Conquistadores” , hasta un universo nuevo, un lugar de viejas tierras de olivos centenarios junto a otros más jóvenes. Sin embargo hay muchas cosas que me recuerdan mi anterior vida. Los amantes también se buscan entre las sombras y en las noches de luna llena sus aullidos me siguen poniendo los pelos de punta. Por otra parte cuando amo sin control siempre creo que no terminará nunca el instante en el que tu cuerpo no es tuyo estando dentro del otro. Tus sentidos no se pueden controlar y el fluido escapa a tus deseos, tus sueños y tus anteriores experiencias. Cada vez que amas como un animal primitivo, si no encuentras algo nuevo, la cosa, tiene poco sentido, creo. Algo mecánico que sólo se repite una y otra vez puede que deje de tener sentido. En cambio un juego eterno de descubrimientos, dónde reconozco que hay quien pueda pensar que no hay nada por descubrir, a mí me sigue fascinando. Qué le vamos a hacer...yo sigo apostando descubrir entre la nada y el infinito...

Estos días el viento solano acorrala a las plantas, a los animales y a los homínidos nos vuelve más despistados, recelosos, lentos y pendencieros. No hay manera de ver musas ni poetas con viento solano. Ni siquiera dejando un vaso con hielo picado, ron y azúcar de caña y un poco de hierba buena bien golpeada. Dicen que falta poco para que venga el reponedor viento ábrego. Que así sea. Esta sensación de dormir entre el fuego de la noche y el viento ardiente hace que los cuerpos caminen sin rumbo cierto, sin deseos, sin sueños de esos que alivian los males del alma.

Abro la ventana y cienes y cienes de olivos me miran, veo entre sus hojas cuerpos desnudos que se insinúan sin reparos abiertamente. Sus lenguas danzan a plena luz del día y en un instante la danza del viento se mezcla con la pasión de los cuerpos juguetones. Una mancha de aceite me resbala por las mejillas, la emoción me puede. Y en las tierras de Andalucía qué otra cosa se puede llorar que no sea aceite virgen de la almazara más próxima. Mis pies se asientan sobre las señoriales tierras de Canena, nacida de Jaén y en el corazón de los olivares más mimados del universo que conozco. Las mujeres tienen unos labios carnosos, unas miradas entre el fuego y el hielo distante, sus cuerpos se esculpen sobre caminos de romero y menta. Besan con un ligero sabor a menta y anises molidos. Si bebes en sus fuentes eternas ya nunca más vuelves la mirada ni al mar ni a otros ríos.

Paseo entre el polvo del Sur y los sueños de las palabras que me invitan a seguir guardando algunos secretos inconfesables. Mi memoria a veces es infinita, a veces sólo le caben unas escasas palabras: Sus labios, sus caderas, sus cabellos, sus silencios por debajo de sus gemidos.

Veo al fondo del camino que viento cambia de dirección.

Ábrego que tanto te esperan, dales los que les quitó el solano.


El vecino del 4º



Posdata: un recuerdo especial a ustedes las que habitan en el Sur: Mariquilla, Gata, Coco, y mucha más gente que olvido, mi memoria flaquea con el calor, seguro...