viernes, 20 de septiembre de 2019

Ocurrencia o pesadilla...



Sentado en su jardín, pensando en sus cosas. Respiró profundamente tras un día eterno, extraño y más largo que el infinito ida y vuelta y un poco más. 
Levantó una de sus manos y guiñando el ojo derecho su mano tapó una de sus estrellas favoritas, al retirarla la estrella llamada Hamal, la más brillante que la constelación de Aries había desaparecido. 
Volvió a repetir al azar, estrellas, planetas, constelaciones fueron apagándose silenciosamente. El universo se desvanecía sin que nadie se percatara. 
Se atrevió  con la luna. 

- Mi mano tiene un extraño poder que no comprendo. 

Sentado en su jardín mientras sus padres volvían del trabajo se dio la vuelta y probó guiñar y tapar su casa recién estrenada. La casa desapareció sin estruendos. Fue borrando su barrio, carreteras, semáforos, pasos de cebra, cubos de basura. Todo a su paso se desdibujó como la arena del desierto.

Un adolescente se perdió para siempre, llevándose el universo al completo. Sin previo aviso. El apocalipsis  que nos contaron sucedió de muy diferente manera. 

El vecino del 4º
posdata: un agujero negro en su mano. Y si no fuera una ocurrencia, o una pesadilla...