domingo, 27 de diciembre de 2009

digame.




-Buenos días, feliz navidad. Quiero trabajo.

-Muy bien, trataremos de ayudarla en lo que podamos.

-Además quiero un buen marido. Y un coche, y una casa grande con ventanas en todas las habitaciones.

-...

-También quiero que las vacaciones siempre me las den en Julio. Un mes completo, y unos días de asuntos propios, y otros cuando a mí me venga bien.

-...

-Quiero además que mis vecinos no me saluden ni se metan en mi vida. Quiero que me toque la lotería en navidad y el sorteo del niño. La bonoloto en primavera y los ciegos para el verano.

-Algo más señora?...

-Sí quiero felicidad y salud porque de lo del dinero ustedes se encargan no???...

-Verá señora, esto es la oficina del INEM, no sé quién le habrá dicho que hacemos milagros. Pero en fín...firme los papeles, aquí, aquí y por último deje copias de la documentación. Ya le llamaremos.

-...No se por qué se pone así. Estamos en navidad, la magia, las estrellas, Papá Noel, los Reyes, los camellos...en fin.

-Muy bien señora, buenos días y feliz navidad. El siguiente. Estamos a punto de cerrar.



el vecino del 4º


posdata: ...yo no quiero na. Na de na. Con poco me conformo. Con mirar desde mi ventana tengo mas que suficiente.

domingo, 20 de diciembre de 2009

El caballero de la luna invisible.-




Cuentan que el Caballero de la Luna Invisible, camina por las noches heladas del invierno eterno. Cabizbajo, furioso, tenso, distante, como si no estuviera en este mundo.

El caballero iba y venía a guerras que su rey le ordenaba. Cortaba cuerpos en dos mitades de un solo golpe, hacía saltar la cabeza de un sarraceno sin pestañear. Sus heridas se curaban de la noche a la mañana, cuando le curaban buscaba cualquier licor para calmar su dolor y de paso saciar su infinita sed.


Una noche de Navidad, miró al cielo, el último de sus combates aún resonaba en sus oídos. La última de sus heridas aún estaba templada. Dicen que una estrella le guiñó un ojo y le reveló un secreto. Jamás volvió a ser visto. Ni en combate, ni en la corte. Ni en la montaña ni en los caminos transitados.


Cuenta la leyenda que amó hasta el infinito a cierta doncella cortesana, quién ocultó al caballero que estaba desposada. La mentira le dolió más que la herida a la que le arrojan vinagre y sal.


En noches de fiesta y guirnaldas, incluso en las ciudades ruidosas y de gran algarabia, si se está atento, cuando más arrecia el frío, cuando el viento helado de madrugada corta los sueños más profundos se puede llegar a escuchar, con extrema claridad, cómo el viejo caballero busca entre las carcajadas de las parejas, de los amantes, de los desposados. Sólo se escuchan los cascos de su caballo, nervioso, alentando fuego y furia.

el vecino del 4º


posdata: el viento en la ciudad circula sin pedir permiso, y bien seguro que tiene su propio lenguaje...una pena que no nos paremos a escuchar...

viernes, 11 de diciembre de 2009

mágica navidad...




Ella mira hacia el horizonte desde su ventana. Con un nudo en la garganta que le aprieta hasta la última vértebra. Se agarra por dentro, desde todas partes para que las lágrimas no salten hacia el infinito. Sus pensamientos van en una sola dirección, rápidos como un rayo.


-menuda mierda de fiestas, tengo ya atragantadas las bolitas, las guirnaldas, los reyes mago y el papá noel de los cojones. El turrón, además de que aún no sé cómo, dónde, cuándo y con qué dinero voy a comprarlo, me está dando ardores de estómago, sin haberlo probado...


Y para colmo...ella sabe que no sólo es eso...los juguetes, los regalos, la familia que quiere verse esos días, más besucona de lo normal.


-tengo yo el cuerpo y los ánimos preparados para el tanga rojo del 31. Fijo. Sin paro, sin crédito, sin que la familia se estire con algunos euros hasta que me pueda organizar. Y para colmo, el cabrón, ni llama, ni ingresa la pensión de la cría. Claro que tampoco debe estar para tirar cohetes.


El aliento sobre el cristal de la ventana le permite tomar un respiro. Sin apenas ganas dibuja un pequeño árbol, con el dedo meñique simula pequeños copos de nieve. Aprieta la mano con rabia y dispuesta a borrarlo todo...


-mamá, mamá...pronto será la navidad, y tendré vacaciones...cuéntame otra vez como el abuelo te contaba historias mágicas esos días, déjame que yo también dibuje en el cristal. Dibujaré un muñeco de nieve pero que sea chica. Y una mamá Noel. Y las reinas magas. Anda cuéntamelo otra vez.

-sí mi amor, hace mucho tiempo, cuando en el mundo no había ni tiendas, ni luz eléctrica, ni todas esas máquinas que parecen monstruos tontos, en navidad, todo era un tiempo de una magía especial...siéntate y te lo cuento todo. Pero antes, déjame que vaya a la cocina a por una infusión.


Necesitaba un aliento para poder seguir hablándole a su único tesoro, esa pequeña de 4 años que mira al mundo con los ojos más abiertos que una luna llena.


el vecino del 4º


posdata: tras el dulce turrón, el pan de cadiz y las guirnaldas hay mucho más o mucho menos, cada uno mira con sus ojos...

lunes, 30 de noviembre de 2009

Enigma, sin memoria...




Se sentó en aquella salita de espera sin saber bien por qué.


Pasaron unos minutos que se le hicieron eternos. Y al entrar al despacho, ante sí descubrió una extraña neblina grisácea, un silencio con olor a incienso pesado. El suelo cubierto de una moqueta que parecía atraparle poco a poco. Puede que quién le recibiera fuera la mejor profesional, educada, elegante, incluso podría transmitir sosiego y seguridad. De poco le servía a él.




- Dígame. Qué le ocurre. Esté tranquilo, sólo hablaremos unos minutos.

- No recuerdo nada.

- Está seguro?...nada de nada???...




Y así fué como comenzó a describir a una extraña que miraba atenta mientras anotaba en un bloc, que efectivamente no recordaba nada. No sabía su nombre, no sabía dónde vivía, no conocía ni siquiera el nombre de la ciudad. Fecha de nacimiento. Amigos. Trabajo. Costubres. Gustos.Nada.


- Bien, es normal, a veces ocurren estas cosas. Podría intentar recordar algo???...

- Le dije que no recuerdo nada. Bueno si, un momento. Llevo toda la mañana recordando una mujer. Creo que tomamos un café en un café centenario, de poetas o algo así, no dejé de mirar su discreto escote. Es como si ella me conociera de toda la vida. No recuerdo si nos besamos, pero el sabor de sus labios quedó en algún parte de mi ser. Sin embargo no recuerdo quién es ella, quién soy yo. No recuerdo nada.


La tarde se desvane entre un tiempo de incertidumbre e impotencia al no encontrar respuestas a más preguntas. El gris de la ciudad se mezcla con la oscuridad de la noche. Nada. La Doctora se aleja y al fondo se escucha sutilmente cómo habla con alguien por teléfono.


-Parece una persona normal, amable y sencillo. Deben recogerlo ustedes, en mi clínica no nos hacemos cargo de estas situaciones. Creo que volverá a recordar, es cuestión de tiempo. Denle papel y lápiz, parece que se interesó en mi bloc de notas, puede que le ayude a recordar.


El vecino del 4º


posdata: y de repente????...quién no perdió la memoria???...
información adicional: a los pocos días, el tipo seguía sin recordar nada de nada, pero se pasaba el día entero garabateando poemas en un bloc que a menudo tenían que reponer...

jueves, 26 de noviembre de 2009

princesa azul




Ella está sentada frente a una ventana, intentando mirar más allá de sus miedos. En realidad vive arrodillada, arrinconada, atropellada sin que nada ni nadie se percate.


- Soy un desastre, no llego a tiempo a nada, no puedo con todo y además nadie me entiende. Nadie parece darse cuenta que detrás de este maquillaje hay heridas invisibles que duelen más y más, cada día, cada segundo.

- Mamá, mamá qué estás haciendo???...

- Nada hijo, pensando en mis cosas...

- Estás más guapa que la princesa del cuento que hoy nos contaron en el cole.

-Hijo, no hagas caso a tu madre...ellas siempre piensan en tonterías, anda ven y acabemos el partido en la consola, que mañana lo veremos en el palco como dos campeones.

Una princesa azul, disfrazada de mamá buena, bella y silenciosa. Invisible para el resto del mundo, con una sonrisa frágil y quebradiza. Encerrada para siempre en una caja de muñecas con ventanas de cristal y acero. Encerrada en una cárcel de oro, con temor a que cualquier día será arrojada a un rincón como un juguete roto más.
Piensa en sus cosas y mientras, el alma que no encuentra, que no sabe dónde está, le duele más que si la hubiera vuelto a golpear por pensar en sus cosas.
El día es soleado, las calles ondean pancartas, en la radio alguien teoriza, con berborrea exhultante, sobre los malos tratos, sobre la violencia de género... Ella mientras, clava sus ojos en el horizonte en busca, tal vez, de un agujero negro que la transporte a un mundo sin príncipes azules.

El vecino del 4º


posdata: violencia de género=tolerancia cero.

martes, 17 de noviembre de 2009

fruta fresca...

Se cruzaron sus miradas mientras ella pedía zanahorias, limones y unas patatas, pequeñas, de las de cocerse enteras y con piel para después incorporar a una ensalada.
El esperaba su turno, como si estuviera en otro lugar, mil kilómetros más allá de una conversación, que le parecía como siempre, aburrida, lenta y endiabladamente repetitiva. Parece que siempre se habla de lo mismo, y la gente no se cansa. Aunque al mismo tiempo, siempre se esté pensando en otras miles de cuestiones.
No llega el otoño este año, y cuando llegue nos quejaremos todos. El gobierno tiene la culpa de todo lo que pasa, incluso de lo que vaya a pasar, o de lo que aún no ha pasado. Qué poco le importaba todo lo que escuchaba, sin interés, aquella mañana entre las coles, las lentejas y las manzanas.

Ya en la caja, sus manos se rozaron un sólo instante. Un roce expectacular, como si quedaran atrapados por la epidermis.
Salieron juntos, ella terminó primero, a él le sonó el teléfono y con gestos rápidos avisó al frutero que más tarde volvería. Fue lo único que se le ocurrió para ir tras ella. Además, con gestos un tanto atropellados también, la indicó que la acompañaba que iban en la misma dirección, que le dejara unas bolsas y así repartían el peso. Todo un detalle. Cortó la conversación del móvil sin darle mayor importancia.
-Bien, nos vemos esta tarde, adios, tengo cosas que hacer.

Vivían en la misma calle, alguna que otra vez, habían coincidido por el barrio, en la fruteria, en el quiosco, en el bar de la esquina. Pero nunca se hablaron. Ahora subían por la misma escalera, y antes de entrar en su piso las lenguas se enredaron como si nada ni nadie pudiera separarlas, allí mismo, en la puerta, sobre la alfombra, de ella, que tenía una luna guiñando uno de sus ojos.

Las manzanas rodaron por el suelo, nadie las prestó atención... El rellano del tercero olía a manzanas y mandarinas. También a sexo rápido como la luz. El cerró los ojos buscando sus pechos con una de las manos, con la otra aún sujetaba la bolsa con espárragos y setas tiernas. Cerró los ojos buscando más allá de las telas y los deseos. Buscando ese placer infinito que cada inesperado encuentro sexual ofrece. Saboreando hasta el último instante ese sabor dulce del sexo precipitado y urgente.

- Eh????...amigo...te dije que te gustaría el kaqui, está en su punto???... No es neceario que cierres más los ojos, no disimujles, ella ya se ha ido hace rato. Si no te conociera, se diría que te has quedado ido y que ella te vuelve loco ... Te pongo lo de siempre o no???... Anoche volviste a acostarte tarde???... llevas una vida, que más quisera yo. Pero no estoy seguro que le des al sexo todo lo que necesitas.

- Sí, sí...el kaqui está tan dulce como uno de los mejores besos, sin lugar a dudas ...ponme lo de siempre. Ella???...dices que se ha marchado...quién es ella???...
- Ya, ya...

Como tantas otras veces ella había escurrido el bulto. Sin ser descortes, pero distante. Ya no estaba. Llegó a su casa, dejó las bolsas en el pasillo, cerró la puerta y todas sus cerraduras, se sentó en el sillón del salón. Cerró los ojos, se mordió el dedo indíce y una de sus manos la pasó por el centro de sus deseos. Lentamente. Como deseaba dejarse arrastrar por el tipo que se quedó esperando turno en la frutería, mirando al suelo como un adoslecente tímido y sonrojado. Pero no quería parecer una buscona. Sabía que era cuestión de saber esperar. Sin embargo llevaba varios días de abstinencia y no pudo evitarlo. Cerró los ojos y pensó en él mientras sus dedos jugaron hasta el final.

Mientras, el pagó sin rechistar. Se despidió, llegó a casa y colocó toda la fruta mientras sonaba Louis Armstrong a todo gas. Se sentó delante de la agenda y no supo a quién llamar.
El día en la ciudad no tenía nada de especial, el humo gris dibujaba musas y vírgenes insaciadas sobre el horizonte. Mientras, los perros del barrio buscaban por las esquinas las pistas que aún recientes olían a todo lo que un perro necesita. Los pensionistas miraban de reojo a las jóvenes que paseaban, también a las viudas más apetecibles. Los camiones que paran en la zona para la descarga, se amontonan por momentos, traen más alcohol para un fin de semana que se presiente con sabor a fruta fresca.
El vecino del 4º
Posdata: a veces cuando miro desde mi 4º piso y veo todas estas pequeñas historias...me dan ganas de gritar al mundo que vale la pena dejar los discursos inacabados de lado y centrarse en vivir, al menos, un pequeño sueño al día...aunque sólo dure unos instantes...aunque no vuelva a repetirse nunca más...
besos desde el otro lado de la luna...
desde el otro lado de la ventana...



miércoles, 4 de noviembre de 2009

un instante...




A su mujer le dijo que el día sería terrible. Una reunión encadenada a otra, tal vez incluso tendría problemas para comer. Llegaría tarde o muy tarde.


A su amante le contó que su mujer estaba en guardia y que no podría quedar con ella. Que sería conveniente dejar pasar un tiempo.


A la nueva chica de la oficina, esa jovencita que intenta disputar el lugar con su amante, le contó que tenía que ir al dentista y que no podría pararse a tomar un café a la salida del trabajo. Que mejor otro día.


A sus amigotes les contó que no podría quedar para las cervezas y la partidita, que tenía averiada la caldera de la casa y que el técnico llegaba a la tarde. No se fiaba y no quería que le engañaran en la factura. Eso lo entendieron sus amigos. La cosa no está para tirar el dinero.

A su hijo le prometió que al día siguiente irían a la piscina. Unos largos, unos de brazas, de espalda, unas risas...en fin...


Al conserje, le cambió la reunión prevista para revisar los presupuestos del edificio, mejor la siguiente semana.

Aquella tarde, el tipo acabó teniendo un tiempo para sí, para nada. Para ver cómo comían las palomas pedazos de pan duro. Aquella tarde miró al horizonte, sin prisas, sin tener que dar más explicaciones. Un instante de tiempo para no tener que seguir mintiendo a nadie. Desconectó el móvil, fumó sin mirar el reloj. El estanque de patos parecía un espejo donde pudo ver pasar su vida entre el murmullo de los paseantes y los timbres de las bicicletas.


El vecino del 4º

posdata: las mentiras acaban contruyendo escaleras con peldaños en los que se tropieza sin poder evitarlo...

lunes, 26 de octubre de 2009

en ningún universo...


He abierto los ojos y no veo nada, no huelo nada, nada se mueve. El silencio es tal que asusta pensar que es real.
He abierto la ventana para observar hacia dónde van las nubes, hacia dónde vuelan las aves.He bajado por las escaleras para perdir ayuda a mi inestimable y bien informado conserje. Nada. Como si todo se lo hubiera tragado cualquiera de mis más ocultos sueños. Inexplicable.
He lanzado un grito desesperado esperando encontrar en el eco una respuesta en clave, o cualquier otra cosa.

He intentado escribir sobre un papel mi nombre, la fecha y la hora. No queda tinta en el mundo.

Nada. No hay nadie, ni siquiera el eco, tampoco parece una broma de mal gusto.
No funciona internet, no hay radio, ni tele, no encuentro la prensa de los últimos días.
Los libros de la estanteria se han quedado en blanco.

Nunca imaginé que no besarla me llevara a este inóspito universo en ninguna parte.

Me sentaré a esperar en alguna parte, bajo mis pies ya apenas me queda tierra.

No imagino vivir de este modo miles de años.
El vecino del 4º
posdata: hoy no me quedan posdatas debajo de una almohada que no encuentro...

martes, 6 de octubre de 2009

sin billete



Son altas horas de la noche, no es que no sea capaz de dormir, es que no quiero dormir, estoy cómodo, refugiado en este sillón que forma parte de mí, mirando desde mi ventana el horizonte que hay al otro lado. Respiro esa tranquilidad que no siempre se entiende, que no siempre somos capaces de interpretar. Qué importa el significado del silencio, prefiero callar y disfrutarlo.Estoy bien, siendo consciente que el mundo aún tiene asuntos grandes, graves y muy delicados por resolver.


Suena el timbre de la puerta, se escucha un ruído extraño, a estas horas, espero confundirme pero me huele a broma de mal gusto...no obstante siempre abro, en mí es una norma. Me lo tomo con calma y lo que me encuentro ante mis ojos es algo increible.

Me espera un tren que ha pisoteado mi alfombrilla de la entrada. Una lástima tenía que haberla cambiado hace tiempo, pero ahora es irremediable.

Toda una locomotora que ha salido de la nada, resoplando con un pitido infernal, pero delicado, que me suena a otros tiempos.


Antes que vuelva a abrir y cerrar los ojos sorprendido algo o alguien me empuja dentro. Sin pensarlo dos veces camino por un largo camino, las viejas maderas y el olor a carbonilla me saben bien. Niños que duermen en los regazos de algunas madres, parejas de señores mayores que hablan en voz baja, alguna timba improvisada, gente que fuma junto a una ventanilla entreabierta.Alguna cáscara de naranja por el suelo. El traqueteo lento y parsimonioso de una locomotora que se me antoja que proviene de cualquiera de mis sueños. Pero todo es tan real que no me atrevo a cuestinarme nada. Y al fondo como un imán, una silueta femenina que mira detrás de los cristales fijamente.Pensé que miraba la luna, esa noche estaba tan llena que parecía mayor que otras veces. Vestida de negro, discreta, elegante, marcando un cuerpo insultante.


- Te estaba esperando. Llevas años escribiendo sobre todas y todos, tus sueños, tus deseos, tus vecinos... y yo aquí noche tras noche.El revisor debe pensar que este puto tren es mi casa. O aún peor que es mi negocio.

- Perdón...nos conocemos???...


Fue lo único que me dió tiempo a decir. Se levantó, cerró la puerta, el habitáculo para seis personas era suyo. Yo su presa. Bajó las cortinillas. Mordió sus labios sobre los míos con tanta furia, tanta ternura y tanto fuego, que su lengua se apoderó de la mía. Desnuda sobre mi cuerpo entró en todos mis rincones,en todos mis secretos. El pitido, el traqueteo, el chaca-chaca y los gemidos mutuos se mezclaron con la noche y la luna.


- Ahora que todo ha terminado, ahora que aún babeas y no sabes cómo explicar lo que aquí ha pasado. Ahora vas y te bajas en la próxima estación.


Su dedo índice me selló los labios. No pude decir nada.


La máquina frenó con un chirrido de amor. Pisé mi alfombrilla arrollada de nuevo, mi puerta seguía abierta. Extenuado me acosté y dormí con una sonrisa perdida entre la luna y los raíles de un tren que aún camina hacia el infinito y la nada.



El vecino del 4º


posdata: me alegro de NO haberme cruzado con el revisor, no tenía billete...


martes, 22 de septiembre de 2009

Sorpresa




Llevaba días sin esperar, que con esto de la crisis, se alquilara el piso de enfrente. Una puerta que al otro lado no tiene nada es como si se quedara sin vida. Pierde el color, envejece y se agrieta sin remedio. Pero esta mañana, ni demasiado tarde ni demasiado temprano, ha sonado el timbre de mi 4º. He supuesto que podría ser un vendedor de cualquier cosa, el conserje a contarme la última del edificio o una denuncia, vete tú a saber...


De repente al abrir la puerta la encuentro allí. Una musa, una belleza especial, un cuerpo que ni en sueños había visto jamás. Mi nueva vecina, la puerta de enfrente entreabierta, ella señalándola como dándome a entender que ya estaba habitada y yo como un perfecto idiota sin decir una sola palabra. Tal era la sorpresa que me convertí en una escultura de sal y plomo.


No era para menos. Estaba desnuda, sin nada de ropa, sin pudor, sin ruborizarse. Apenas si levantaba uno de sus piececitos como pidiendo cobijo en mi piso.


- Bueno vecino, he querido saludarte, algo ya me ha contado el conserje. Ya sabes habla sin parar, pronto me he puesto al día.

- Ya, si claro, apenas pude valvucear como si ni si quiera supiera hablar.

- Y bien, anoche me dije, dormiré desnuda, me levantaré ardiendo como casi todos los días, y en lugar de llamar a la puerta del vecino para pedir azucar, me ofreceré como mi madre me trajo al mundo.


Allí estaba, desnuda y con unas flores dibujadas en su cuerpo. Una flores en blanco y negro, dibujadas con un pincel y con cocholate de ambos colores.


- Bueno qué me dejas entrar???...


Definitivamente, no pude decir nada, pasó como si fuera un sueño que aún no he tenido, como si se me hubiera adelantado al próximo reto. Cerré la puerte, me aseguré que el teléfono no sonará. La música de Bob Marley sonó de fondo y mis labios recorrieron su piel milímetro a milímetro hasta saciar sus deseos y saciar mi sorpresa por completo.


Al despedirse sólo me dijo.


-Tenemos un conserje que es un cielo.


Levanté la mano, extenuado, con un sabor dulce en los labios. Supuse que no era un adios, sino un hasta otro momento. Dormí perdido entre las sábanas arrugadas, húmedas y con su aroma inconfundible.


El vecino del 4º


Posdata: cuando lo no imaginado supera con creces los mejores sueños o deseos y llegan así de repente...es mejor no contarlos....







martes, 1 de septiembre de 2009

De vuelta...

















Tal vez llevaba demasiado tiempo instalado en mi 4º piso, sin salir a ninguna parte, sin perderme entre los callejas de cualquier ciudad, ni lejana ni próxima. Ultimamente, ni si quiera me había molestado en dar una vuelta por los alrededores de mi viejo barrio.


Si, tal vez demasiado tiempo, mirando al horizonte, desde mi ventana virtual, invisible e imaginaria . Demasiado tiempo entre las plantas, procurando que no se secara ninguna, entre los personajes y los papeles que saltan cada dos por tres de entre las cortinas, las sábanas y los sueños de mi minusculo piso. Por eso cuando programé una escapada, un viaje de esos que son necesarios para seguir viviendo de nuevo en mi 4º piso...reconozco que tenía mis dudas. En fin, esta vez la idea era salir de Madrid, llegar hasta Budapest y entre medias y a la vuelta pasar por Viena, Venecia...en fin... unos cuantos kilometros en coche.


La cosa fue sencilla, nada de programar nada. Todo improvisado. A lo que diera la carretera, a lo que diera el cuerpo. Mochila, mapa, algo para llevar a la boca y patear la calle. Hacía años que no corría por esas carreteras de la vieja Europa sin pensar demasiado en los puntos, las normas, lo calculado y en todo lo demás. Sin más, pisé el acelarador y la memoria se puso a cero. Ahora se trataba de empezar a ver para vivir, para después volver a imaginar.


Primero empecé haciendo fotos a todo lo que se movía. También, como no, a todo lo que estaba quieto en los últimos quinientos años y me impresionó por alguna razón. Esos edificios silenciosos y bien o mal cuidados, pero que todos guardan cientos de secretos, intrigas y lios tremendos de faldas.



Empecé la ruta durmiendo en hoteles de cuatro estrellas, donde siempre te miran con recelo aunque pagues religiosamente la cuenta, sin preguntar nada. Y también he de decir que al final del viaje, como no, acabé en algún tugurio de un pueblo perdido al suroeste de Francia. Limpio sin duda, pero austero y un tanto lúgubre.


Pero antes del final, pasé por Budapest y la mayoría de sus calles. Un lugar entrañable, venido a menos, pero sin duda alcanzó en su epoca, a finales del siglo XVIII casi el cielo y el cenit de la modernidad. Los ecos de la cultura y el derramamiento de sangre aún se huelen en el ambiente. Un lugar por el que todos quisieron pelear para optener la parte del botín. Sin duda el Danubio, bañado por una luna complice y silenciosa , han sido espectadores de cientos de batallas, algarabas, y también de besos infinitos e interminables de amantes ardientes.

A los pies del inolvidable lago Balatón, sobre el cesped soñé con volver en poco tiempo en busca de historias aún no contadas. Rebuscar entre sus aldeas, entre sus recuerdos, entre sus sueños.

El fallido imperio Austro-Hungaro, me dió que pensar, y decidí pasar a visitar Viena, el centro político y social de Austria.

En Viena escuché las notas del inmortal Mozart que aún resuenan por todas sus calles, dentro del restaurado edificio de la opera y el balet pude escaparme detrás de su escenario para mirar los entresijos del impresionante edificio. Por las calles los tranvías se mezclan con las bicicletas y en los parques muchachas semidesnudas, discretamente, besan a sus amantes en este mes de Agosto especialmente caluroso.

Viena, al contrario de Budapest, ha tenido la continuada bonanza del dinero, lo que le permite exhibirse más renovada, más cuidada. Como si fuera la hermana mayor de la familia, la rica de turno.

Los días pasaban entre descubrimientos, rincones mágicos, personajes de ahora y de siempre. El cuerpo se iba ogotando, pero las comidas nuevas hacen el viaje más liviano. Las bebidas y pócimas por descubrir lo hacen más entretenido. Siempre se agradece que un músico arroje la funda de su violín al suelo y toque algo de Vivaldi. Sin apenas darme cuenta, de un salto, estaba aterrizando en la Piazza de Roma, desde dónde has de abandonar el coche para empezar la aventura de adentrarte en las callejuelas y cruzar una infinidad de puentes en Venecia, para llegar finalmente a la Plaza de San Marco.

Se tiene la idea de que la edad Media pasó hace cientos de años, es falso, en Venecia la Edad Media sigue allí instalada en cada puerta, en cada puente, en cada rincón, entre las sombras y las luces. Conozco París y la llaman la ciudad de la luz. Venecia es especial en cuanto luz y por muchas otras cosas, al menos el día que yo la vi. Tiene una luz increible, una belleza que transporta al instante, los mercaderes, las góndolas, las risas de las italianas, las voces en alto. El aroma a cientos de años de mascaras y carnavales. Siempre que llego a un lugar nuevo digo: aquí es dónde quiero vivir. En Venecia estoy seguro que sería capaz de vivir sin dormir. Todo hace que los sentidos se aviven. La música, el olor a incienso de sus cientos de iglesias, una en cada plaza, no podría contar las plazuelas que pateé en unas horas.

Con todos estos y muchos más recuerdos me saltaban en la cabeza, iba acercándome a ese Madrid, del que salí días atras. De nuevo acercándome a esa urbe que me atrapó hace más de 25 años y de la que no puedo, ni quiero escapar. La carretera se me hacía infinita, pero delicada, el calor ya apenas lo notaba, la luna haciendome guiños, el cuerpo aguantando, al llegar a casa habría recorrido unos 6300 kilómetros. No estaba mal. Todo había salido según lo no previsto. Ahora me apetecía llegar a casa, ver que todo estaba en su lugar, abrir la ventana, confirmar que las plantas, cuidadas con delicadeza por Nina, estaban sanas y salvas. Hogar, dulce hogar. Deseaba llegar a mi 4º y buscar entre los recuerdos del viaje, esperar a que algún personaje surgiera y diera la cara.

Abrí la puerta de mi piso, silencioso, aireado, las plantas perfectas, todo limpio, impoluto, ordenado. Pero al instante noté que algo estaba ocurriendo. No era normal tanta quietud, tanto silencio. Qué estaba pasando en mi cuarto piso???...
A mi espalda es como si notara una presencia, alguien me estaba vigilando???...Qué me podía pasar en mi territorio, en mi propio piso, en mi castillo de marfil esculpido sobre las nubes de cristal de murano. Nada. Me relajé, lo achaqué al cansancio del viaje, abrí el gripo de la bañera con agua caliente. Sales de baño, incienso, música, para empezar Bach.

Ya en el agua, cerré los ojos procurando centrarme en todo lo que había visto, me habían contado. Esperando que algún momento algún personaje me saltara a la imaginación. Tenía ganas de volver a sentir esa sensación especial. Algo se mueve dentro de la cabeza y las palabras parece como si se pusieran de acuerdo. Empiezas a teclear como poseído por el portátil y cuando te das cuentas los personajes te llevan de un parrafo al otro. Se construye una historia misteriosamente y al final lo único que deseas que alguién la lea. Lo demás poco importa.

Aquella tarde la cosa fue distinta. Empecé a escuchar voces. No quise abrir los ojos, para qué.


- Te crees muy habil, no???... te has dado una vuelta de lujo por todos esos sitios, y ahora vienes a descansar como el guerrero, con su botín. Lo tienes claro. Aquí no cabemos más.


Era la voz como de un viejo bucanero, sus toses me recordaron alguna historia pasada. Al poco una voz de mujer, insinuante me dijo también.

- Oye, monín, somos muchas las que hemos la calle para estar aquí y que tú cuentes nuestras cosas. Sabes????...nosotras tenemos preferencia. O cuentas lo mío primero o llamo a mi chulo y te dejará la cara marcada para los restos.

No me dió tiempo a responder. Mi silencio supongo que se interpretó como una vía para que cada cual hablara de lo suyo...

- Muy bonito vecino, nosotros aquí esperandote todo el verano, sin salir por las noches por esas terrazas de pecado, esperando que tú nos describas, cuentes nuestros secretos, nuestros sueños...cientos de personajes, que nos hemos ido apilando en tu puto pisín. Ordenados por números, que esto ya parece la Seguridad Social. Y ahora vas y quieres traerte a otros. Antes que nosotros???... De eso nada pringao.

Así pasaron unos minutos interminables, un sinfín de quejas que se fueron apilando a los pies de mi bañera. Respiré profundo, iba a gritar para sublemarme cuando el teléfono llamó mi atención.

Al otro lado la voz de un buen amigo.


- Bueno tronko, sé que has vuelto, he visto tu coche por el barrio, sin un arañazo. Supongo que todo bien. Vamos ponte algo que nos vamos de birras. No estarías durmiendo????....Has tardado un huevo en cogerme el telefono, menos mal que eres de esos que no tiene el contestador activado, si no te hubiera puesto bueno. Vamos, espabílate que tienes que contarmelo todo.

- No claro. Supongo que no estaba duermiendo. Salgo de la bañera. En cinco minutos estoy en la plazita.

En fin, ya de vuelta, veo que todo sigue igual. El calor de este agosto es como un rayo de fuego que atraviesa nuestros sueños. La plazita estará ardiendo, pero para compensar, la birrita fría la hará menos insufrible. Seguro que las faldas de las chicas esta noche estarán más cortas que nunca, y los escotes descubrirán algunos de sus mejores secretos. Me he debido quedar dormido por unos instantes. O no... nunca se diferenciar bien entre sueños y fantasías.

El vecino del 4º

Posdata: de nuevo de vuelta, desde mi 4º, entremezclando palabras de siempre con sueños nuevos, sueños nuevos con palabras inexplicables...en fin... por aquí ando...pasen y vean...


domingo, 9 de agosto de 2009

Un poco tarde...





La luna era tan hermosa, tan inmensa, tan nueva, a punto de reventar de lo perfecta y llena que se ergía sobre un cielo infinito apuntalado con millones de estrellas, millones de ilusiones que cuelgan del cielo esperando que un humano, cualquiera, alcance la mano para coger de uno en uno, esos regalos, dejados sin nada a cambio por esos dioses invisibles desde hace de miles de años.


Nadie lo comprende, nadie se atreve a cerrar los ojos y gritar al cielo, dame mi deseo!!!!! ...que me lo merezco... Dame lo que es mío!!! que para eso tanto lo deseo y lo sueño!!!!...


Nadie, en su juicio sano, puede suponer que tener aquello que tanto se desea, en noches como esta , de luna llena e insultante, se puede conseguir, tan solo con cerrar los ojos y pedir lo tuyo, todo lo que se desee. Gritandolo con todas las fuerzas, pidiéndolo sin miramientos. Sin titubeos. Nadie lo intenta, son esos pequeños deseos lanzados, en silencio, hacia el firmamento, esperando acaso que el eco y el tiempo nos los devuelvan.


El sabía que tenía los días contados, tal vez las horas, tenía el corazón roto en mucho más de mil pedazos.


Ella se había ido, sin dar la vuelta. Se lo dejó bien todo bien claro.

Sólo le dijo: esto se acabó!!!. No quiero seguir así ni un minuto más. Quédate con tus malditos e inservibles versos, con tu papel de nada y tu pringosa tinta. Jamás te publicarán una línea. Tienes de poeta lo que yo de Quevedo.


Para cuando la editorial contestó que había indicadores de viabilidad para muchos de sus textos. Las malvas crecían en aquel perdido, viejo y centanario camposanto . Un nicho sin nombre en el que rezaba sólo una frase, sin nombre, sin fecha: quiso ser poeta en vida...quién sabe si más allá de los cielos o de los infiernos...








martes, 28 de julio de 2009

Me he convertido en una máquina.-




Me la encontré sentada sobre las escaleras, entre el tercer y el cuarto piso de mi edificio. Siempre me había llamado la atención su aire distante, su manera especial de vestir, de pasar desapercibida. Nunca asistió a las reuniones de vecinos desde que fuera propietaria. No se la conocían ni amistades, ni familiares, ni novios ni amiguitas. Nada. Nunca hubo manera de esbozar algo o parte de su biografía. Jamás en su piso se escuchó ruido extraño o música alguna, ni alta ni baja.

Mis vecinos con el tiempo, dejaron de hablar de élla, ni mal ni bien. No encontraron manera ni siquiera de inventarse chismes o cotilleos sobre ella. En parte ese fue su triunfo. Supongo también que su fin.

Aquella noche de finales de Julio el calor galopaba por cada rincón del edificio. Salí a la terraza y el aire se había quedado parado, busque agua fresca en el frigorífico y estaba caliente como para preparar un té. Sin saber qué hacer decidí abrir la puerta de mi piso intentando buscar algo más de corriente. Imposible. Además, allí estaba élla.

Los ojos clavados en ninguna parte, en el infinito, el rimel corrido, inmóvil, incluso pensé que no respiraba. Una especie de miedo del pasado se apoderó de mí. Estaba vestida como si viniera o como si hubiera intentado salir para alguna cena de gala, alguna fiesta tal vez.

A los pocos minutos, después de toser en varias ocasiones, ofrecerle agua, té, algún café con hielo...sin encontrar respuesta, me atreví a rozar ligeramente uno de sus brazos para animarla de alguna manera.
Un tanto extrañado comprobé que estaba helada. Sin saber qué hacer me acerqué a ella, reposé mi rostro sobre su hombro y le dije con voz pausada. Como si hablara a esa amiga de la que llevas enamorado toda una vida.

- Llevo tiempo deseando hablar contigo, pero eres muy escurridiza. Comprendo que en este edificio no es fácil hacer amigos. Pero quiero que sepas que mi 4º está abierto para ti, siempre que tú quieras.

Mi oído escuchó con toda claridad, un ligero sonido bien conocido que no supe orientarme de dónde procedía. Tic-tac-tic-tac... Pensé que era un tonto al imaginar que fuera su corazón.
No sabía que estaba ocurriendo. Después todo fue muy rápido, decidí llamar a urgencias, vinieron en pocos minutos. Ella seguía inmóvil, trataron de reanimarla, allí mismo delante de mis ojos, en una de sus manos tenía un papel arrugado que perdió cuando la subieron a la camilla. El sonido de la ambulancia se difuminó en la noche y el calor seguía abrasando cada uno de los rincones del barrio.

Aún conservo aquel papel. Nunca más la volvimos a ver. En noches como esta, busco en la estantería de mi estudio y leo aquel papel aún rugoso, las manos me sudan como si estuviera llorando en silencio, un escalofrío de fuego me recorre la espalda, aquella frase resuena en mis sueños muy a menudo: “ Me he convertido en una máquina”.
posdata: la complicidad como los sueños se transfieren en noches de calor y fuego sobre el asfalto urbano y las musas se encargan de depositar fantasía sobre algunas almohadas...

martes, 21 de julio de 2009

...bukaneros en la city...

La enorme cicatriz que brillaba en su mejilla derecha, en realidad le cruzaba todo su alma. De una parte a la otra, en vertical. Cuando llegaban los cambios de tiempos le dolía de una manera especial. Solía rascarse disimuladamente, mientras los demás andaban distraídos en sus cosas.

Su dedo índice la repasaba una y otra vez, aunque con disimulo, porque desde el primer día se juró no olvidar aquella marca. Aunque tampoco era conveniente que nadie pensara que esa podría ser su debilidad. Sólo esperaba el mejor momento para una venganza apropiada. Todos tenían que saber que él era el más temible y cruel de todos los bucaneros. Los que vivían aún, los que habían muerto en tiempos pasados, e incluso más que los que habrían de nacer en otros tiempos futuros.

Mórgan, aquella mañana tras levantarse, escupió sobre el suelo de madera, se rascó la entrepierna porque las ladillas no paraban de picarle, y aún bostezando pidió ron caliente y que alguien le trajera la vieja pipa encendida.

El día se había levantado azul brillante, una suave brisa con sabor salado y a mar abierto le golpeaba el rostro agrietado, reseco y sin afeitar. Unos cuantos marineros huyeron cuando oyeron subir por las escaleras al capitán. Le precedían unas toses secas, el ruido de sus botas y como le sonaban todas las armas que colgaban de su cinturón, siempre a mano para entrar en batalla cuando fuera preciso. Dos enormes pistolas, siempre cargadas, un par de espadas, una a cada lado, y al menos, que se viera a simple vista tres puñales con diferentes formas. Sobre su hombro, casi siempre, una asustadiza cacatúa a la que llama Heleen.

La cubierta permanecía en solitario, el barco navegaba a una velocidad perfecta, como si se dejara llevar sólo, sin tripulación alguna, en busca de sirenas y tesoros.

-Me acabo de levantar, es que no hay nadie por los alrededores???...Nadie piensa decirme nada???...Ya sabéis que no me gusta estar solo...dónde se mete la gente en este maldito lugar??? O es que queréis que para desayunar cuelgue a alguien de la vela mayor???...Vamos... venid aquí de inmediato...

-Shhhhhhhsssssss!!!!....Calla, Jaime...qué haces dando gritos a estas horas...como despiertes a tu padre...seguro que te manda a lavar otra vez el coche...anda...calla y tómate la leche con los cereales... qué tal has dormido???...anoche te oí gritar, parecía que tuvieras una pesadilla, si es que ya te he dicho que lees libros y más libros... un día de estos de pasará algo como a Don Quijote...anda...come que esto te sentará bien...
-Como quieras mi bella Dulcinea...

-Si te oye tu padre...anda no digas más bobadas, calla y tomate un buen desayuno que es lo que necesitas.

El mar estaba, al fin, en calma, el horizonte dibujaba una línea delgada azul y en el cielo un sol de justicia calentaba las velas de un barco que invisible recorría los mares del otro lado del infinito. Robarían los tesoros escondidos y amontonados por todos aquellos usureros y comerciantes que a su vez antes robaron en cualquier parte del universo. El olor a ron, sal y viento fresco se mezclaba con los deseos de poder besar a una bella mujer la próxima vez que atracaran en puerto.

el vecino del 4º

posdata: las fantasías que nacen de las lecturas fantásticas son indescriptibles...es un placer que va más allá de cualquier lugar y que permanece en nuestro interior, junto a los mejores secretos sin duda...

martes, 7 de julio de 2009

Cerrado temporalmente...por obras...



- Cómo???... en plena crisis macro-mundial-interplanetaria y usted también cierra???...


- Fíjese bien...el cartel pone "por obras"... y sólo "temporalmente"...


- Vaya!!!!...osea que al fin se quita la máscara, nada de melacólico escritor de tres al cuarto, nada de poeta rancio y pendenciero, nada de libre pensador y domador de sueños y fantasias, nada de aprendiz de poeta y soñador de la luna y musas varias... Al fin salió del armario para poner ladrillos al campo...


- No vera, no he entrado en el mundo del ladrillo. Estoy en obras por dentro.


- Cómo por dentro????...en su piso???...en su 4º?...osea que le tocó la lotería, o mejor aún, heredó???...es eso.... y alaaaaaaaaaaaaaaa... a dilapidar el dinero... ahhhhhhhhh!!!!!... veo querido vecino que no es usted lo que yo pensaba de usted. O????...peor aún, no se habrá dado al juego o al tráfico de drogas... y como no sabe qué hacer con el dinero...alaaaaaaa!!!!... a meter mármol en su 4º. En fin...me decepciona.


- No hombre no, verá, estoy en obras en mi cuarto trastero y personal , en mi propio cuerpo, en mi alma que ni tengo, ni busco ni encuentro. Estoy en obras en mi propio ser, en mi propio nacimiento. Necesito obrar entre mis silencios, entre mis dudas, entre mis sueños.


- Y dígame vecino, cómo se hace eso???...


- Pues????...la verdad, no sé, ni preocupa, ni me quita el sueño. Acopiaré cemento de deseos, escayola de recuerdos, ladrillos de besos...y con las herramientas que siempre me dieron los versos, seguramente, abriré algunas ventanas en el sótano del tiempo, pondré suelo de madera de roble a las palabras que anidan entre los lamentos, seguramente tumbaré los muros de las mentiras envueltas en papeles de colores, haré desaparecer puertas viejas y armarios de malos sueños...y si me queda presupuesto...estrenaré cuerpo nuevo...haré botellón de versos y besos...


- No le entiendo vecino, le juro que cada vez menos...


La tarde era de Julio, de una año tan incierto que ni recuerdo. Me crucé con mi vecino en la escalera, siempre tan curioso, siempre tan indiscreto. No sé por qué me dió por contarle lo que llevaba dentro, lo que me surgió sin control, sin sentido, pero con mucho sentimiento.

La tarde era de julio, una hora maldita para arrastrar los cuerpos entre el asfalto y el hierro, el calor el peor de los demonios que se te mete dentro. Mi vecino se alejó mascullando mis reflexiones, se perdió a lo lejos. Yo sigo caminando hacia mi 4º. Hoy parece más arriba que nunca, más lejos que de costumbre. Es el calor que se nos metió tan dentro.


La ciudad grita en silencio quemada por un sol canalla y pendenciero. A lo lejos quien tiene una sombra gana dinero.



El vecino del 4º


posdata: aquí no hay playa...en madrid el asfalto se vuelve salvaje y traicionero, yo estoy pensando en el autodestierro...





viernes, 26 de junio de 2009

Invisible.-




Va caminando sobre la palma extendida de una de sus manos. Esta vez ha decidido no rendirse, seguirá hasta el final. Se abre ante sus ojos un inmenso y vasto camino pero no desistirá, cruzará cada una de sus líneas del pasado, descansará en el centro del presente y si necesita parar un momento lo hará cerca de la huellas del futuro.

Aguantará la tensión, espera que ella no cierre involuntariamente la mano y ahogue su aventura furtiva. Son esos minutos en que ella reflexiona con los ojos cerrados y las manos abiertas que miran hacia un cielo gris, ajeno a trajín de los humanos.

Lo ha calculado todo y cree que tiene tiempo suficiente.


El tiempo se ha detenido en un contador diferente, la garganta seca por la emoción, sudor y emoción todo mezclado. Ha cruzado sin problemas y se aferra a la piel delicada de la muñeca. Recorrerá su brazo procurando no pisar las venas azuladas. Sin apenas darse cuenta, como en una carrera contrareloj está sobre sus hombros y el mundo sigue inmóvil. Apenas puede escuchar la respiración de ella. A logrado alcanzar su largo cabello, unas lianas entrerizadas que reciben la luz directa de una sol que mira de reojo, a traves de la ventana, como si nada estuviera pasando. A la altura del oido izquierdo él la susurra un secreto. Ahora tiene que comenzar a balancearse como si de una liana se tratara. Ayudado por un golpe de viento del Sur su meta está cerca.


Cierra los ojos y sin pensarlo dos veces salta...un instante infinito con las manos abiertas, salta al vacío desde sus cabellos dorados y cae certeramente sobre sus labios.


- Buenos días amor,sé que no me escuchas, sé que no me sientes. Te doy un beso invisible que te permita afrontar el resto del día.


Ella, como si despertara de un sueño, cierra las manos, comienza a abrir los ojos, con la mano derecha se aparta el cabello de la mejilla, con el dedo índice se repasa el labio inferior como si notara algo diferente. Se levanta y se dirige a tomar una ducha de agua templada. La jornada laboral, sin duda, empezará en breve, suele llegar puntual. No quiere hacer esperar a nadie.


El vecino del 4º: los amantes invisibles, dicen que son como las meigas, no existen pero "haberlos ailos"...



domingo, 7 de junio de 2009

momento mágico


Ella cierra sus manos frente a él. No tiene nada. Nunca tiene nada. Pero a él poco le importa. Ahora, hoy, es un día diferente.
El calor cae sobre el asfalto como si fuera el día del juicio final, como si nada pudiera evitar el fatal desenlace. Como si todos los pecados, o como si todos las buenas intenciones no pudieran salvar a nadie y todo diera igual.

- mira amor, he aprendido algo. Ves?...cierro mis manos, cierro mis ojos y al abrirlos...
- no me digas nada. Como siempre no tienes nada entre tus manos...pero te queda tu bella sonrrisa para mí, sólo para mí. Te he dicho mil veces, al menos, que no necesito más magia que la de tu amor, la de tus besos...
Ese día todo fue diferente. Al abrir sus manos, de entre la nada surgió una rosa de mil colores. Antes de que el dijera algo. Volvió a repetir la secuencia. Le entregó la rosa, volvió a mostrarle las manos vacías. Las cerró. Cerró sus ojos. Y al volver a abrirlas apareció un pequeño universo que giraba entre sus dedos. Le entregó el universo. Y volvió a repetir. La tercera vez apareció un torrente de agua , de mucha agua dulce, después salada, después unas palomas que danzaban en círculos, camellos que hacían reverencias, arlequines que jugaban desnudos, una montaña de nieve, mascaras, nubes de miel...

- Amor no sigas, nunca te pedí más que lo que encuentro en tu desnudez, en tu complicidad y en tus silencios.
- Nada tenía y nada tengo. El amor lo puede todo. Pero ahora de entre mis manos nace de nuevo la magia. Creo que el mundo puede volver a tener una oportunidad.

Ellos, en aquel callejón de una ciudad infecta y perdida, apunto de ser tragada por el calor, los errores de los hombres, y el insaciable hambre de amasar fortuna sin control descubrieron que la magia está al alcance de cualquiera. Otra cosa diferente es que con aquel descubrimiento pudieran hacer algo. Qué importa.

Entre el sol y la sombra de aquel callejón se abrazaron, se besaron, la felicidad se mezcló con algunas lágrimas. Nunca sabremos cuál fue el final de todo aquello. No se más. Mis sueños llegan hasta aquel instante, que confienso no saber si aún pasó todo aquello o no, o por el contrario aún está por llegar uno de estos días. Así es la magia no?.


el vecino del 4º

posdata: ni yo mismo sé qué poner en esta posdata, la magia me atrapó por la espalda, de repente, sin avisar, me sorprendió y me dejó sobre la mesa este historia...




sábado, 6 de junio de 2009

utopia




Mil novecientos cuarenta y dos. Un hilo de niebla que entra por la ventana de la vieja bohardilla, se le mete en el cuerpo a Francisco Rodriguez y como si de una pócima se tratara le deja sobre la vieja mercededora inmóvil, casi rendido. El ligero crujir de la madera arqueada con el suelo de la habitación, de roble, habla de historias secretas y aún no resueltas.


El cansancio, la tensión acumulada y las heridas, de las que aún está recuperándose, no le dejan descansar. Aunque siempre tiene hambre, sigue vomitando la mayoría de las veces que se lleva a la boca algo.


No puede quitarse de la cabeza los gritos, las carreras, los obuses y los disparos que resuenan cada vez que intenta cerrar los ojos. Se pasa la mayor parte del día con temblores y fiebre, no muy alta pero lo suficiente para impedir que se recupere del todo.


Francisco es consciente que Madrid se perdió, y todo lo demás también. Pero se resiste a reconocer que la guerra ha terminado. Hace siete días, en la última redada, por la noche, le tiroteraron y fué como si todo volviera a empezar. Logró huir cuando le dieron el alto. De vez en cuando necesita salir de la "cárcel" donde vive con una de sus hermanas. Pero aquella noche no pudo evitar que le persiguieran, casi le cogen.


- Francisco por dios, déjalo ya. Ha terminado todo desde hace mucho tiempo y lo sabes bien. No hay nada que se pueda hacer.

- Carmen no puedo dar un paso atrás. Necesito seguir con mi fusil entre las manos. Necesito salir y respirar el aire fresco del retiro, pisar los adoquines de la plaza Mayor. Si no quieres que siga en tu casa escondido como una rata. Échame a la calle y me buscaré la vida como sea.

- Francisco, bien sabes que eres mi único hermano. No te dejaré solo. Procura descansar y recuperarte de las heridas. Anda descansa.


Francisco, abrió los ojos, alguien le estaba meneando con delicadeza.


- Francisco, despierte. Todo ha terminado. La Republica ha sido restituida. Baje, sus compañeros y sus vecinos le están esperando. Hay armisticio para todos. La guerra ha terminado. Todos somos ya hermanos, no habrá más represalias.


No podía creer que su vecino, un antiguo falanguista le estuviera despertando con esa delicadeza. Sus palabras eran sinceras. Su hermana con una cara de filicidad al lado. Su sobrino vicente, de unos diez añitos, sonrriente, con una pelota en la mano.


- Vamos tío, te están esperando te van a dar una medalla y un diploma.


Mientras bajaba las escaleras, con cada crujido, el dolor se le iba pasando. Trataba de erguir el cuerpo, disumular que las lágrimas les estaban a punto de saltar de unos ojos vidriosos y aún sorprendido.

De fondo el follón de la música, algunos cohetes sonando, risas y voces le iban animando tanto que ya sólo deseaba abrir la puerta y asomarse para saludar. Las manos le temblaban, pero esta vez eran de la emoción y la alegría.



- Francisco, Francisco...tienes que despertarte...es la hora de la medicina. Estas sudando.


Una vez más un sueño con sabor a miel y azucarillos se desvanecía en un instante. No era la primera vez, sin duda.


- Qué hermano??. Te encuentras mejor???...

- Si Carmen. No te imaginas lo que acabo de soñar.

- No me lo cuentes, que seguro que me pones los dientes largos. Siempre has tenido mucha imaginación, así que de tus sueños no quiero saber nada de ellos. Ah... y no vuelvas a dejar la ventana abierta, entra frío y eso no te viene bien para la fiebre.


Un sueño utópico que aquella mañana de mil novecientos cuarenta y dos hizo que el día le resultara más corto, entre la fiebre, el dolor y las molestias una sonrisa se dibujó por un momento.



El vecino del 4º



posdata: las heridas duelen en los sueños y en el tiempo. El eco de los errores nos debería ayudar a soñar en vida y a vivir en los sueños...








martes, 26 de mayo de 2009

Café Gijón en abril.-




Abril, se ha metido en Madrid, como un elefante en una cacharrería. Ha levantado la falda de todas las muchachas. Ha roto el paraguas del señor Julián que ha blasfemado en el nombre de todos los dioses. Los barrenderos andan de aquí para allá recogiendo restos de hojas y papeles de todos los colores.


-Me cago en to. Este puto abril, con más agua de la que necesitamos, y con más viento del que puedo soportar. Y encima, me jode el paraguas este de mierda. Andrés si ya te lo decía yo, por tres euros sólo te venden humo. Ahora vas a reclamar al ministerio del aire.


En este abril, soliviantado, con viento, granizo y sol. Todo mezclado en uno. El café Gijón sigue siendo un refugio para soñar por unos instantes.


Dos camareros en la barra de una hora mágica de media mañana, el local no está repleto, ni demasiado ruído ni un silencio incómodo. Cuchichean de sus cosas, como si nadie pudiera escucharles.


- Mira Pablo, élla espera a su amante...ves???. Fíjate cómo mueve las piernas inquietas, lo ves por debajo de la mesa?. No puede parar. No acaricia la taza, no mueve el café, no centra su mirada en nada, ni en nadie.


- Pues no sé, yo no veo tantas cosas. Van a ser imaginaciones suyas señor Andres.


- Pablo, tienes que fijarte, aquí, en este café centenario pasan muchas cosas. Pero hay que saber mirar.


En el local entra un tipo cualquiera, ni alto ni bajo, un tipo que bien podría pasar invisible entre cientos de gentes. Ni mal vestido, ni luce marcas. Los camareros sin prestarle demasiada atención esperan a ver dónde se sienta. El Gijón apenas tiene cuatro mesas ocupadas.


Se dirije a la mesa de la chica solitaria, e inquieta. Una mujer de una belleza especial. Unos rasgos sutiles, de líneas delicadas, entre la timidez infinita y la sensualidad contenida. Élla lo descubre y todo su cuerpo se recompone.


- Mira Pablo. Esperaba a ese pájaro. No me lo puedo creer. Cuántas mañanas se tira los ratos muertos, escribiendo sobre todo el papel que se le pone por delante. Uno de esos bohemios que no se comen una rosca. Y para compensar no dejan de escribir versos en cualquier sitio.


- Usted qué sabrá señor Andrés, igual es un fiera con las mujeres.


- Ya. Igual que tú. Anda fiera, dale un momento y después te acercas a preguntarle " qué va a tomar el señor".


El se acerca con las gafas de sol puestas, poco a poco, como si quisiera ir observándola a cada metro que avanza. Se detiene y parece como si disfrutara de esa imagen de una mujer que espera, atenta, deseosa del encuentro. Al llegar a la mesa la atrapa las manos, inmóviles. Sin hablar, sin dejarse de mirar. El la besa aún depié y sin pedir nada pasan un buen rato, sin hablar, sin soltarse las manos, sin hablar.


Cuando Pablo se acerca a preguntar que va a tomar él. Ella susurra que café solo también. El mete una de sus manos en un bolsillo y saca una vieja pluma estilográfica. Toma una servilleta y comienza escribir como si nadie le estuviera mirando. Pero Pablo que tiene buena vista empieza a leer las primeras palabras y no puede dejar de mirar. Ella garraspea delicadamente y se disculpa y se aleja. Apenas ha entendido nada, pero le ha parecido algo muy bello.


" en el centro de universo ha nacido un sólo verso

repleto de sueños invisibles que danzan como ángeles y vírgenes

muchacha de ojos de luna el camino se hará largo y lento

entre tus besos y el universo sólo necesitaré más tinta y más papel..."


Cuando Pablo llega a la barra, antes de que diga nada.


- Ves Pablo. En este lugar la poesía, las musas, la belleza y el sexo están por todos los rincones.


- Tonterías, ponme uno solo.


Al poco tiempo el local se va llenando, los camareros al tajo. Ellos, en la mesa del fondo se devoran con las miradas. Pagan y salen sin prisas. Sin saber si volverán de nuevo.


- Gracias Amaya, eres mi mejor y mi más fiel amiga. Sin duda también de las más bellas. Llevo tiempo dándole vueltas a esta escena. Gracias por fingir ser mi amante. Hubo un momento en que comprendí que ya habían picado los camareros, casi se me escapa una gran carcajada. Has estado enorme. Una actuación perfecta.


- Tonto, sabes que puedes contar con migo para tus locuras. Por cierto sigues sin querer vivir con ninguna de tus musas?...


- Y tú sigues viviendo con tu arquitecto preferido?...Tenemos que cenar una noche de esta juntos...


- Siempre acabas diciéendome lo mismo, pero después pasan los meses hasta que nos volvemos a ver.


- Lo sé Amaya. Pero eso no importa. Siempre acabamos volviéndonos a ver. Como si hubiera sido ayer.


Abril y Madrid se han fundido en uno. Ellos bajan por la Castellana, hacia el retiro. No les preocupa que el agua les moje. Las gentes corren para refugiarse en los portales. Ellos rién por la última de las travesuras. El tiempo ahora no tiene esfera ni minutos. No suena tic-tac, el agua corre y salpica todos los recuerdos que ambos guardan en algún lugar de su corazón.



Posdata: en abril nacen sueños entre el agua que corre hacia el manzanares para refugiarse lejos del asfalto y cemento...


El vecino del 4º


Una pequeño cuento dedicado a una mujer que sigue abriendo los ojos , tanto como puede, cada vez que lee un verso o una historia que la transporta al otro lado del universo...

domingo, 17 de mayo de 2009

dudapatológicarazonable???





El caso es que me siento bien, razonablemente bien y algo más. Osea que estoy mucho mejor que otras veces. No me debería quejar. No me duele nada. No sudo. No tengo pesadillas. No tengo que ir al médico de cabecera a por pastillas de ninguna clase. El vecino del quinto me saluda en el portal con muchas ganas y moviendo las manos, con una sonrrisa tal vez excesiva, pero bueno. La vecina del tercero no me rehuye cuando nos cruzamos al entrar o salir del ascensor. No estoy cogiendo peso que eso siempre duele. En fin, estoy bien.


- Buenas tardes doctor, me encuentro muy bien, no tengo síntomas de ninguna clase, y sin embargo sigo asistiendo a su consulta. No lo comprendo. Me ocurre algo?...

- ...

- Se lo advierto doctor, hoy vengo preparado para cualquier cosa. Hoy no hablaré el resto de la consulta. Seguiré tumbado sobre este extraño sofá. Nocomprendo bien la estética de estos días.


Hoy el doctor está más cerrado que otros días, el reloj vuela y no me hace preguntas, no me mira, no me insinúa nada. Yo seguiré aquí sin decir ni mu....




- Ya si lo comprendo perfectamente, es la hora que me toca hablar a mí, pero la verdad, no sé aún por qué sigo viniendo, todo esto no es nada barato sabe????... y con la crisis podría utilizar este dinero para otras cosas. En fin, además hoy no sé contarle, la verdad todo me va bien, no tiene sentido que un tipo normal, feliz, con su trabajo y todo más o menos organizado venga a su consulta a soltarle un fajo de euros que cuesta trabajo obtener...

- Mire Martín, ya le dije en varias ocasiones que usted no está vivo, también le conté que esto no es un despacho de ningún psicologo para ricos. Pero usted insiste. Comprendemos que el purgatorio es un lugar indefinido que rompe los esquema de todos los mortales. Pero no le queda más remedio que seguir esperando. Ya tendrá noticias nuestras. Ahora por favor, déjenos que sigamos haciendo nuestro trabajo.

- Bueno, esto es lo último que podía escuchar. Yo pago y por eso puedo reclamar. A la salida pediré el libro de reclamaciones y la próxima semana aquí vienen los inspectores a revisar todo este tinglado. Se les va a caer el pelo.

- Como desee señor Martín. No olvide cerrar la puerta. Nos vemos.


Como puede uno estar muerto y seguir asistiendo a la consulta del psicólogo...Si fuera un sueño me hubiera ya despertado. En fin, a la salida buscaré a la enfermera y pondré la reclamación oportuna. Tendré que pensarme muy en serio lo de volver a venir a quí a perder el tiempo.




el vecino del 4º


posdata: a veces no es fácil diferenciar entre la consulta de nuestros propios sueños y la vida que llevamos... en fin... no se pierdan...el cuarto sigue abierto...ahhhhhchusssssssssss...la alergia....

martes, 28 de abril de 2009

Curriculum Vitae.-





El traje me está apretando, el pecho, la entrepierna y hasta el alma. La corbata me axfisia pero debo procurar que no se note nada. Aún me quedan unos meses de paro, pero ya es hora de volver a trabajar.

- Nombre.
- La verdad es que nunca me ha gustado mi nombre. Siempre me han dicho que en entrevistas laborales pase por alto este detalle. Pero le seré sincero, prefiero que no me haga pronunciar el mío.
- Edad.
- Tengo casi 50, soy así de impreciso siempre.
- Experiencia laboral.
- Toda la del mundo, he trabajo desde los 14 años, aunque mi estatus me permitiera no hacerlo. Mi curriculum debe ser el más grande de todos los que nos presentamos. No soy partidario de estar fijo, voy cambiando de empresa casi cada dos años. Ahora creo que quiero sentar la cabeza.
- ...
- Su silencio, y esa sonrrisa, si me lo permite, Señora, me da a entender que aún sigo en la lista de los posibles para el puesto.
- ???...
- Creáme... soy el mejor...no sé si en esta empresa duraré más que en otras, pero de mi trabajo no tendrán quejas. Posiblemente de mis costumbres, mis rarezas y demás cuestiones si. Ya se lo aviso yo.
- Muy bien, algo más que quiera resaltar en la entrevista señor.
- Si, recuerdele a su jefe, que por fín he venido a la entrevista, sabe?...es mi mejor amigo desde la infancia, en realidad es el único que aún tengo. Aceptaré este trabajo sobre todo por él, pero que no se vaya a creer que comprará mi voluntad. Trasladele mis saludos y dígale que la próxima partida de golf, también la ganaré yo. Gracias por todo. Ahora me tengo que ir. Cuando esté listo mi contrato me pasaré a firmarlo. Chao.
- ???...

Estoy deseando llegar a casa para quitarme el puto traje, me daré un buen baño, haré unas llamadas y tal vez de una cabezada antes de la comida. Qué asco de vida...todo esto me estresa...


posdata: también a los ricos la crisis les afecta...qué pena...

lunes, 20 de abril de 2009

Diálogos sin límites.-




Son las tres y diecisiete minutos de la tarde. El silencio corta el aire cargado en la sala de espera del Centro de Salud. Sólo hay dos individuos que intentan no mirarse de frente, aunque no pueden evitar cruzar las miradas de vez en cuando.

- Oiga usted...
- A mí no me des el tratamiento trasnochado de usted.
- Bien oye, tú...
- Que sepas, que si empezamos a faltarnos el respeto, mal vamos.
- En qué quedamos pues?...
- Yo quedo con quién me parece. No tengo por qué darte tantas explicaciones.
- Es usted un impertinente.
- Pero vamos a ver... a tí...cuántas veces hay que decirte las cosas???. No te dije que me tutearas???...
- Eres imposible. Abandono.
- No hay nada imposible. Si tu te vas, es cosa tuya. Entro yo y que el doctor me de la baja ya. Lo demás me importa poco.
- ...
- Ves???...intentas dialogar con la gente y no aguanta nada...Es lo que digo yo...dialogar es difícil, no todo el mundo está preparado...


el vecino del 4º

posdata: la misma esencia de la mejor de las democracias, está en la capacidad para desarrollar el diálogo y que este produzca acuerdos...que nos beneficien a todos... a veces es pura especulación teórica...en fin...habrá que seguir intentándolo...no???...

miércoles, 15 de abril de 2009

cargo nuevo.-






Tosió una vez, dos. Varias más, cada vez más seguidas, cada vez más en alto...Comenzó a ponerse rojo.


Se escuchó una voz desde el fondo.


-Rápido es un 3-47. Casi con seguridad. Avisad a la ambulancia. Que revisen las cintas de las cámaras. Alguien se nos ha colado. Como pase algo se os va a caer el pelo a todos. El primero seré yo, pero vosotros no volveis a trabajar en esto, seguro.


La habitación se llenó de gentes del servicio de seguridad, revisando rincones, el télefono de la mesa, bajo las alfombras. Retiraron la bandeja con el agua, el café y las pastas.


- Alguien le ha tratado de envenenar.


El ministro, asombrado reaccionó a tiempo.


- Disculpen, no ha sido nada, llevo tan poco tiempo en el cargo que se me olvidó contarles que soy alérgico. Sólo son unas toses de nada. Aún no había bebido nada, ni si quiera agua. Por cierto, esta mañana nadie ha entrado aún en mi despacho. Os pido disculpas.


Se cruzaron miradas de reojo entre los de seguridad, el jefe discretamente les ordenó paralizar la busqueda y que se retiraran.


- Que pase un buen día Sr. Ministro. Disculpe las molestias. Es nuestro trabajo.

- No por dios. Soy yo el que debe pedir perdón. Sigan con sus cosas. Gracias por todo. Me encuentro bien.


Al cerrar la puerta del despacho del ministro, entre dientes, el jefe de seguridad dijo en voz baja.


-Novatos de mierda, este dura en el cargo menos que el anterior.



Al día siguiente, en las noticias, cuando se anunció la muerte del ministro, no sabían qué había ocurrido. Se abriría una comisión de investigación, tal vez la autopsia diera señales sobre la muerte. Ensalzaron su figura, su recorrido político, todos hablaron bien de él, incluso la oposición que nunca habla bien de nadie. El ministro con menos tiempo con la cartera, cuentan que ni llegó a abrirla. Cosas que pasan.


El vecino del 4º


posdata: lo inexplicable no da para más explicaciones...