domingo, 30 de noviembre de 2008

10 minutos más tarde.-




-No tengo nada que contarle Doctor.
-Muy bien, yo cobro por escuchar a quien viene a mi consulta, a veces no dicen nada. No importa. Usted ha sido quien ha pedido la cita. Escucharé sus palabras o sus silencios durante los próximos 45 minutos.
-Comprendo, comprendo, no es necesario que me de tantas explicaciones. A la primera me entero bien. Aunque ya que estoy aquí le diré algo...verá... La mujer del director de mi empresa le pone los cuernos con todo el mundo, yo también me acuesto con ella si no dice que hablará con su marido y me despedirá. Verá yo estoy pagando la hipoteca del puto piso, me compré un coche, aunque de segunda mano...y en fin ... no es necesario que entre en más detalles ¿no?. Total, que me acuesto con élla, además de vez en cuando me suelta unos eurillos que no me vienen nada mal. Por otra parte sé que a su marido le da unas pastillas, con la excusa de una subida de tensión, al parecer así se le quita el apetito sexual y ella puede campear a sus anchas.

-Perdone que le interrumpa...y dígame ¿cómo se le ocurrió venir aquí?.
-Sencillo a la señora se le calló una tarjeta con esta dirección y un teléfono. Llamé y una señorita con una voz preciosa me atendió tan bién que quise venir...
-Bien, acertó sin saberlo, yo soy tu jefe, el director de tu empresa y el marido de la señora que te estás tirando... El doctor hoy vendrá 10 minutos más tarde, deben haberse confundido con las citas, a veces pasan estas cosas.



Un repentino nudo atrapó su garganta como si una mano invisible quisiera ahogarle sin perdón de ninguna clase, no podía articular ninguna palabra, como si el corazón y la sangre hubieran quedado paralizados en aquel instante, casi se orinó en los pantalones de aquel cómodo diván. Lo que no podía imaginar es que al día siguiente dejaría de ser segurata, su jefe le ascendería a director de seguridad, en la empresa, a cambio de contar la verdad ante un juez.



domingo, 23 de noviembre de 2008

Se vende Alma.-


Presiento que las primeras tormentas de este otoño no traen nada especial, aparte de agua siempre tan necesaria. Me despierto sin ninguna razón aparente. Me asomo por la ventana y veo que mi vecino el del 6º ha colgado un cartel que dice : "Se vende alma”...
También, ha dejado un número de móvil y unas palabras más pequeñas que dicen:
“profesionales y bromistas abstenerse” y otras más aún , por último, en el que reza: “no iré a las TV a contar nada”.
Al poco tiempo, aún no me había vuelto a la cama, me pareció escuchar como si todas las alarmas saltaran en el cielo, en algún lugar indeterminado, un eco celestial que anunciaba la gravedad del suceso y la celeridad con la que se iba a actuar desde la más alta de la gerarquías. Al instante veo como un ángel baja del cielo y llama preocupado y discreto a la ventana del tipo del 6º.

- Oiga vecino, soy un ángel me han enviado por lo de su anuncio. Desde las alturas me encomiendan que le comente que estas cosas no son buenas que se hagan públicas. Si me dejara pasar podríamos hablar tranquilamente.
- No tengo nada qué decir, ni negociar, ni recapacitar. Márchese por donde ha venido. Tengamos la fiesta en paz o las cosas se pondrán peor.
- Como quiera, usted decide.
Un leve aleteo angelical pone fin a la conversación que escucho sin mediar palabra.

En pocos días mi vecino estaba en boca de todos, en Internet su anuncio tenía más entradas que el reciente triunfo, tan esperado, de Obama, tenía cientos de visitas a las puertas de nuestro edificio de sectas, sacerdotes, “okupas”, políticos de un signo y el contrario, incluso mujeres divinas, anónimas y famosas, ofreciéndole su cuerpo y sus fantasías. Al parecer uno de estos días incluso vino a visitarle uno de los más famosos banqueros del mercado internacional, al que cuentan que no llegó a recibir, pero el señor insistió desde el otro lado de la puerta y le dio todo tipo de explicaciones de cómo obtener más beneficios con el montante de la futura venta.

De buenas a primeras, retiró el cartel sin decir o aclarar nada. No sabemos si vendió, a quién o quiénes, ni el precio. Su vida aparentemente no cambió. A los pocos días, ya todos van olvidándose de esta historia. Ahora la gente está pendiente de un personaje que dice que va a demostrar que Santa Teresa levitaba. Al parecer una noche ella misma le reveló el secreto, lo cual ha transcrito, editado y maquetado en un DVd que prontó saldrá al mercado por fascículos a un precio razonable.

A mí estas cosas no me quitan el sueño. Pero siempre me resultan curiosas de contar.


El vecino del 4º


posdata: la vida de los mercaderes y vendedores de humo al parecer no ha cambiado en los últimos dos mil años...a ver cuándo nos llega el "todo gratix"...

domingo, 16 de noviembre de 2008

Dame tu dinero Papá...






-Papá quiero la luna.

-Si claro, pequeño la luna será tuya.

-Papá quiero el viento, el mar, quiero el universo entero.

-Si claro, pequeño todo será tuyo.

-Papá, levanta las manos, dame la cartera, las llaves del coche, quiero tus amantes. Dame tus mejores secretos, los planos y la contraseña de la caja fuerte.

-No crees que estás creciendo demasiado rápido pequeño.





El informe del Comisiario no aclaró las extrañas circunstancias en las que padre e hijo parecían haber muerto. Todo apuntaba a que el auto nuevo, un modelo exclusivo, saltó por los aires. Aún no habían encontrado rastro de los cuerpos, y lo más extraño tampoco señales de huída, ni sangre...

El Comisiario tenía pendiente entrevistar a la madre, la primera sospechosa, el seguro y la cantidad a cobrar en estos casos siempre apuntan a sospechas posibles...





-Comisario???... vamos a casa de la viuda...estará desolada no???...

-Es posible muchacho...tú de mayor no le pidas a la vida demasiadas cosas.

-Si señor Comisario, pero un pechizco para Navidades no nos vendría mal.

-Le dices a tu nobia que te pellizque entre las piernas, ganarás más, hazme caso.



El humo del cigarro del Comisario dibujaba interrogantes y cuerpos sexis de chicas desnudas, la carretera casi cubierta de niebla se entremezclaba con las bocanadas del tabaco, el día frío. La emisoria de radio dejaba sonar un letanía de frases en clave indescifrable para los mortales comunes.



-Vamonos chico. Nos pagan para resolver casos, no para mirar hacia el infinito.





El vecino del 4º





Posdata: Coque Malla va estrenar disco nuevo, lo he escuchado por la radio, se me vino una canción a la cabeza y ahora este texto...las cosas pasan sin sentido, el frío y la niebla me llevan por caminos extraños... por eso adoro encerrarme entre el edredón nórdico de plumas cuando escucho tus pisadas por el pasillo de mi pisín...




jueves, 6 de noviembre de 2008

YaMo.-




Cuando estás de guardia pierdes la noción del tiempo, por un lado deseas que se termine cuanto antes y por otro seguirías aquí para siempre. Me han dicho que en la 461 hay un paciente que se queja, que nadie le entiende. Intentaré hacer algo. No se por qué pero estas cosas siempre acaban tocándome a mí y lo agradezco profundamente.

-Cómo te llamas?...
-Yamo.
-Cómo dices?...no te entiendo.
-Doctora, dice que se llama Yamo. Es un nombre muy común en nuestra tierra. Ya le hemos explicado que aquí le traerá problemas y siempre tendrá que dar muchas explicaciones. Pero no acepta cambiarse de nombre. El habla aún poco. Yo soy su amigo, pero llevo años en su ciudad.

-Ah bien gracias. No importa. Yamo, quédate tranquilo te haremos unas pruebas y te contaremos qué te ocurre. Tienes buenos amigos, ya veo que te ayudan en todo.

El se resistió a decir nada más. El dolor le debía de estar molestando una barbaridad. Mandé que le pusieran cuanto antes una dosis baja de morfina.

Sus ojos lo dicen todo, saldría corriendo de aquí para escaparse a pescar cangrejos o cigalas, para poner una red y sentarse a esperar, para notar los pies mojados dentro de aquel mar lejano que tantos recuerdos le traen ahora. Es como si supiera que el mundo se terminará para él en poco tiempo.

Tiene la piel con un brillo especial, dentro de esas sábanas blancas aún le resalta más. Ha dejado de comer, se pasa todo el día mirando por la ventana, intentando buscar algo en el horizonte. A veces incluso gira la cara, como si intentara escuchar a alguien las voces del otro lado del mar que le trajo aquí.

Esta mañana, definitivamente, tengo que darle los resultados del estudio. Cuando me dirijo a él, antes que pueda decir nada, abre su mano y me regala un pequeño elefante de madera, una luna también de madera y una pequeña estrella. Cierra los ojos y se da la vuelta. Creo que las dosis tan altas le mantienen adormecido casi todo el día, pero es lo mejor. Hoy está solo, hasta que no llegue su amigo no podré explicarle nada, apenas me entiende.

Siempre he sabido que esta es mi vida, mi profesión, pero en días como hoy también saldría corriendo descalza hacia el mar que vio nacer a Yomo.


El vecino del 4º

Posdata: dedicada a vos, Amaya, y a una profesión que vive a diario entre el dolor y el final del camino, a veces también entre las risas y el principio de la vida.

lunes, 3 de noviembre de 2008

Había truco tras el secreto.-




Ella volvío a decir "Ven". El abrió los ojos como un niño sorprendido y revoltoso. Intentó decir unas palabras pero resultó del todo imposible. Esta vez la chica nueva de la oficina se le adelantó.


- Tienes razón animal. No tengo ningún secreto que contarte. Tus ojos me devoran cada día desde el primer momento, mi cuerpo huele tus deseos. Ven. Tenemos un instante que será eterno. Podremos repetirlo con más tiempo, pero ahora cierra los ojos que vivirás por fín el mejor de tus sueños.


Según cuentan en su trabajo. Desaparecieron para siempre. No dejaron una nota, no pidieron finiquito. Se encerraron entre cuatro paredes por un tiempo hasta que la luna y el sol, juntos, les vinieron a visitar. Ahora, al parecer también salen a pasear por los parques de la ciudad, a veces incluso hablan con sus vecinos.


Puede que estas cosas no estemos acostubrados a que ocurran. Yo sólo se que sus gemidos recorren la noche de los tiempos, sus besos suenan como un viejo violonchelo.



El vecino del 4º


Posdata: no tenía un secreto. Jo. Compartieron un deseo, por un tiempo, para siempre... qué importa el resto...