miércoles, 16 de noviembre de 2011

Sin ropa


Lucía Ledesma Montegno, la dueña del palacete, era de costumbres fijas. A las nueve de
la mañana desayuno. A las doce un tentenpie. Sobre las dos y media comida. A las cuatro
de la tarde, en verano, siesta de camisón.
Aquel día hacía tanto calor que dormía desnuda. Al pasar Jacinto, el mayodormo de toda la vida, a dejar agua fresca de limón como tantos otros días. Ramón el marido de Lucía, no dudo en descerrajar dos disparos a quema ropa. El mayordomo apenas pudo gritar antes de morir. Ella dormía profundamente y ni se movió.
El Juez amigo de la familia no hizo preguntas.

El Vecino del 4º
posdata: el aire huele a rancio, polillas hambrientas parecen arañar en el horizonte, mientras una gaviotas graznan a lo lejos, hablan sin que se les pueda entender nada y parece que se ríen de alguien...

domingo, 6 de noviembre de 2011

Carmín...

La Señorita Lucía era especial, no parecía ni de su propia casta.
Cuando veía aparecer a Carmen, su sirvienta, le brillaban los ojos como a una gata en celo. No podía evitarlo.
El momento que más le gustaba besarla, nada más verla, era cuando venía de alguna fiesta nocturna. El vino dulce, los pastelitos de crema y el cava la alborataban sus adentros. Dejaba un poco de carmín rojo sobre las mejillas de Carmen y a veces trataba de borrar la huella con uno de sus dedos mojado en saliva. Había que ver cómo introducía su dedo índice entre sus labios, lentamente, mientras sus caderas se contoneaban a ritmo.
A Don Fernando, su padre, no le gustaba, pero Lucía ardía por fuera y por dentro y no había manera de sujetarla.
- Lucía por Dios, los demás criados te podrían ver. Podrías tener cuidado al menos.
Las risas de Lucía se entremezclaban con el profundo olor de su perfume , las flores de patio andaluz miraban para otra parte, intentando pasar desapercibidas. A Carmen el corazón le sonaba como la máquina de coser desbocada. Don Fernando sacaba su pañuelo y disimuladamente procuraba secarse el sudor. En el Sur las noches, siempre, son muy largas.
El vecino del 4º
posdata: el amor no entiende de castas, de normas, de reglas...el amor no entiende de nada...se deja llevar por el fuego y lo arrasa todo... si no es así...no es amor...será otra cosa.