sábado, 20 de febrero de 2010

Lobo vegetariano.-




Lentos, perezosos y cálidos aullidos dio el lobo antes de morder a su presa en lo más profundo de sus secretos. Estiró el cuello hacia el infinito cielo, mientras una de sus zarpas tenía bien asegurado el alimento. Los ojos del lobo, provocadores, clavaron sobre la piel de la luna un mensaje invisible.
- Estoy harto de llevar comiendo días y días, arroz, zanahoria y patatas con huesos viejos. Quiero carne fresca.


El lobo mordió con los ojos cerrados su ángel de la guarda, sin miramientos, sin pestañear. Unos rojizos borbotones de sangre firmaron sobre la nieve el fin de una vida que no luchó por salvarse.

Al día siguiente, las noticias fueron parcas: “ representante de ONG muere al ser atacada por el lobo herido, al que había salvado de los cazadores furtivos días atrás, en la Sierra de…”
Poco más tarde supe que al lobo no tardaron mucho en darle alcance, le siguieron la pista con perros de presa, les estaba esperando tumbado, lamiéndose las heridas, sin prisa, sin miedo, sin remordimientos. Arrogante, sabía lo que le esperaba. Le descerrajaron varios disparos, allí mismo, casi a quema ropa. No se molestaron en enterrarle porque los buitres darían cuenta de él al rato.

Sin embargo cada luna llena, cuentan que algunos de los aullidos que ruedan por la falda de la Sierra son sus disculpas, tardías, pero sinceras. Un lobo que ni en sueños, ni entre vivos ni tampoco entre los muertos… volverá a comer carne fresca.


El vecino del 4º


domingo, 14 de febrero de 2010

Guerrera.-




La noche ha pasado, como si hubiera transcurrido una eternidad. Una noche sin luna llena, ni menguante ni creciente. Sin luna. Sin estrellas, sin casi nada. Una noche más gris que cualquiera de las peores pesadillas. Ni siquiera el viento se ha paseado por las callejas para susurrar silbidos, aunque sólo fueran inquietantes.
Ella ha dado tantas vueltas en la cama... que si las hubiera contado se asustaría. Sudor y quejidos entre sueños y más sueños incomprensibles, que se repiten como una noria sin agua. Se estiró y se encogió, huyendo de una pesadilla de la que jamás recordará nada.

Se ha levantado como si sus peores enemigos la hubieran estado apaleando toda la noche, con un ligero sabor sanguinolento en la boca, reseca como el peor de los desiertos. Un ligera taquicardia, a pesar de estar recién despierta.

Ha puesto su pié favorito en el suelo, los ojos se niegan a enfocar objetos, el pelo revuelto como un erizo. Pero decidida escupe sobre unos viejos calcetines y comienza a hablar sola.

-A la mierda la puta crisis. A la mierda los banqueros, el INEM y el gobierno. A la mierda el mundo entero. Jodidos van si se creen que van a poder con migo.


De un salto se dirige a la ducha, desnuda como una pantera. El agua caliente, a punto de quemar la espalda. El jabón cremoso que corre por todos los rincones y la música al fondo arrancando un viejo blus demasiado alto para la hora que es, como si la radio lo escupiera porque le molestara dentro, entre pilas, transistores y cables.

Secando su cuerpo lentamente, sabe que la sangre le arde por dentro, la temperatura está subiendo. Aprieta los dientes, los puños y mientras viste el animal que lleva dentro mira al horizonte volviendo a mascullar algo que suena a sentencia.

- A la mierda. Soy una guerrera, y daré la pelea hasta el último instante. Moriré en el puto asfalto si hace falta, pero nadie pasará por encima de mis sueños. No quiero hacerme rica, sólo quiero vivir yo y dejar vivir a los demás.

La guerrera da una patada a un bote de tranquilizantes, jurándose no arrodillarse para tomar ni una más. Se aleja dando un portazo sin mirar hacia atrás, en una de sus manos lleva un periódico con algunas ofertas de trabajos míseros marcadas.

- Me comeré el mundo, y si finalmente el mundo me devora a mí, seguro que se le indigesta. Que se joda.

Una anónima guerrera sale a la calle a buscar entre la nada. Puede que no encuentre más que desolación y respuestas negativas. Pero ha merecido la pena cerrar el puño, plantarse frente a la ventana y jurar ante nadie patear la puta calle. Lo reconfortante y revitalizador de muchas peleas, no es ganarlas, es al menos darlas con todas las fuerzas.


El vecino del 4º


posdata: más allá de los discursos están las personas, más allá de los decretos, las reformas y los créditos bancarios nuestros sueños danzan en la noche helada de este maldito febrero, los buitres financieros afilan sus PDAs...