lunes, 27 de octubre de 2008

Secreto.-



Aprovechando que todos se habían ido a desayunar. Ella le miró con unos ojos impresionantes, un brillo especial, incluso antes de hablar pasó su lengüecilla por los labios. El supo que había llegado el momento.



- Ven. Tenemos el tiempo suficiente-dijo ella-.



El tomó aire precipitadamente, comenzó a hablar, antes de que ella pudiera reaccionar, sus manos no paraban de moverse, un tanto atropellado, pero dijo todo lo que tenía que decir a quema ropa, sin titubeos.



- Estaba esperando que me dijeras eso. Ven... cielos!!! en tus labios que bien suena. Yo lo dejo todo por tí. Mi mujer, mi suegra, mi cuñado. No tengo hijos, y por lo que te he escuchado decir, los animales no te gustan. Yo también paso de caniches sarnosos y compañía. No soy todo lo que dicen de mí. Llevo un poeta y un revolucionario dentro. En cuanto que me des el primer beso comprenderás que somos el uno para el otro, aunque no lo parezca una parte de mí es una bomba sexual. Te adoro, sueño contigo desde el primer momento que te ví. Me pones a cien. Entre los informes y cierres de balances no se cómo ocultar las erecciones que me provocas.



Ella como si no hubiera escucha nada. Le paró en seco poniéndole su dedo índice entre los labios para parar tanta berborrea descontrolada.



-Anda calla, ya me avisaron que eres el más loco y divertido de la oficina, siempre imprevisible, creativo con las cuentas y buen compañero. Escucha tengo que contarte un secreto. Céntrate que vendrán del desayuno y no me habrás dado tiempo para contártelo.



El quedó en silencio, se relamió discretamente los labios, por dónde había pasado el suave dedo de élla, búscando el sabor de su piel, y escuchó sin darse por vencido. Pensó para sus adentros "Una derrota,temporal, no implica perder la guerra".




el vecino del 4º



posdata: si todas las posdatas me cuestan más trabajo que el propio texto, en esta es que directamente no sé qué decir...espero vuestra comprensión, a veces desde mi ventana veo escenas un tanto inexplicables...



martes, 21 de octubre de 2008

Al otro lado.-




Creo que es tarde. Como casi todas las noches. No importa, ni tengo prisa ni mañana madrugo. Al otro lado de la puerta alguien golpea sutilmente.
-Si tapas con tu dedo la mirilla no se si te abriré la puerta. Quién eres?...
El silencio es toda respuesta. Un olor irresistible me atrapa. Como si unos gemidos que sólo yo escucho me invitaran a abrir. Ahora no golpea la puerta, la acaricia, lo siento con toda claridad como si me recorriera todo el cuerpo una mano suave, sensible, cautivadora e invisible. Me excita sin que pueda evitarlo. Entra en mi cuerpo para mezclarse con mis más ocultos e inconfesables deseos ancestrales.
- Quién eres?...mi última amante?...mi musa preferida?...mi último deseo?...lo que siempre he esperado?...mucho más que todo eso???...Dime algo...
Nada más que silencio. Todo se detiene. Un segundo se me hace infinito esperando una respuesta.
A la mañana siguiente, mi primera impresión es que mi último sueño tendré que contárselo a alguien para buscarle alguna explicación porque los psicólogos están demasiado caros. Al abrir los ojos para empezar el día sobre una de mis manos tengo un pañuelo blanco, bordado, por momentos me sobrecoge el hallazgo aunque su delicado tacto me reconforta y cautiva. Tiene dibujados unos labios con carmín. Sobre mi mesita de noche en un vaso a medias de agua hay una rosa roja que tiene dibujada, en uno de sus pétalos, una luna.
Humedezco mis labios como si fuera a decir algo, aunque soy consciente que estoy solo, me paso las manos por la cabeza un poco para colocarme el pelo, un poco para intentar aclararme. Creo que necesito un zumo, un café y algo dulce.



El vecino del 4º


posdata: no hay más camino que el que se anda ni más fantasía que la que se vive...en todo caso... siempre nos quedarán los sueños...

jueves, 16 de octubre de 2008

Balance equilibrado.-



Se detuvo, su cuerpo sudaba por todos sus poros. Se recogió el pelo con una de sus manos. Dejó de jadear. Intento tomar aire como para recuperarse. Encima de él, galopando sin control, se creía la diosa del deseo coronando el universo. Delicadamente se retiró para quedarse mirando su glande instantes antes del momento final.

- Si quieres que siga me tienes que pagar.
- Lo que quieras bombón. Soy tuyo.
- Son quinientos euros.

El se levantó y sin regatear buscó entre sus bolsillos, en uno de los cajones de la mesita de noche, con unas cuantas monedas consiguió la suma total. Sin regateos. Sus ojos, su cuerpo y sus gritos dieron por bien pagados aquello.

- Cariño, no sé cuanto cobran las prostitutas, pero si cobran esto... no entiendo como no se forran.
- No sé, nunca antes había pagado.

Llevaban siete años de matrimonio. Buscando siempre entre el deseo y la fantasía que el sexo fuera uno de sus secretos mejor guardado. Siempre escapando del aburrimiento y la monotonía. Aquello les gustó. El comenzó a pagar religiosamente. Si había extras en la cama el precio subía, pero siempre el límite fue el precio de la primera vez.
A los pocos meses el empezó a hacer horas extras en el trabajo. Más tarde pidió un adelanto de las pagas extras, un crédito personal, comenzó a pedir prestado a sus amigos. Lo dejó arruinado. Anduvo pidiendo en los semáforos y a las puertas de las iglesias. Pensó en robar, dar un buen golpe, aunque el miedo se lo impidió.

Aquella noche por su mirada ella estaba ardiendo, más allá de los límites, sus ojos clavados en su entrepierna. El en cambio no sabía cómo decir que le habían despedido. Ella comenzó a mojar su dedo índice en la miel, restos del postre de la cena, saboreando el dulce néctar sin dejar de mirarle fijamente. Abrió sus piernas como si el universo naciera allí mismo.
- Ven pequeño. No te asustes.
Sin mediar palabra se abalanzó a devorar todas sus mentiras, sus desfalcos, su despido, la pérdida de amigos. Cuando ella estaba a punto de gritar como el volcán perdido en la noche de los tiempos. El levantó su rostro y con los ojos un tanto idos dijo.

- Ahora te toca a ti. Si no pagas hoy no hay más sexo.
- Sí cariño, duplicaré tus pagos pero sigue.

A los pocos meses en aquel domicilio, a pesar de la crisis, el balance de cuentas estaba equilibrado

El vecino del 4º


Posdata: miré a los bancos y no encontré nada, miré a los políticos y no sabían qué hacer...siempre supe que la economía doméstica busca las salidas mejores, las mejores recetas...


miércoles, 8 de octubre de 2008

Gigantes en el horizonte.-






- Querido amigo y fiel compañero de fatigas, querido Sancho. Es como si hubiera estado soñando demasiado tiempo, me despierto como si hubieran pasado años desde la última noche. Con el cuerpo un tanto dolorido, cansado, acaso confundido. Es como si hubiera tenido cientos de pesadillas. No sé bien qué decirte.

- Así parece mi señor Don Quijote. Ándese con cuidado, ha estado reponsando de su convalecencia. Ándese con cuidado se lo ruego, por una vez, hágame caso y discúlpeme si oso en darle consejos.

- Bien querido Sancho te contaré un secreto. Aún recuerdo aquella otra vez con recuerdos agridulces. Pero créeme querido Sancho. En esta ocasión he vuelto a ver Gigantes. Enormes, colosales, altivos, casi infinitos, allá en el horizonte sobre las colinas de siempre.

- Mi señor no me asusteis. Recordad que aquello no fue para repetirlo, ni siquiera para rememorarlo.

- Los he visto Sancho. Pero esta otra vez, no se qué decirte sobre sus intenciones. Acaso estoy confundido. Es como si este mundo hubierase envejecido y transformado.

- Recordad a vuestra amada Dulcinea mi señor. Eso os hará bien. Poco a poco iremos recomponiendo este escenario. Yo también estoy un tanto confundido y desonrientado.

- Como siempre mi buen Sancho, vuestra lealtad me emociona, vuestros consejos me reconfortan...ahhhh!!!! y mi amada...ella es el centro de todas mis esperanzas, todas mi batallas, las perdidas y las ganadas...en fin...descansaré un poco más... pero juraría que ví esos Gigantes...



El vecino del 4º


posdata: quiero ser quijote y sancho...sólo porque sé que tú serás mi dulcinea...