jueves, 24 de abril de 2008

Me quieres?...



Sobre la furia de momentos atrás, el silencio bañó la noche perdida en una ciudad cada vez más pintada, de miles de colores, por los grafiteros del barrio, como si intentaran, inutilmente, tapar el gris sucio y urbano. Los amantes apenas se movían y entre sudores, ella al fin pudo balbucear entrecortadamente.


- Me quieres?...

- ...

- Por qué tardas tanto en contestarme?...

- Sí...te amo... como si jamás hubiera amado. Como si fuera mi primera vez. Jamás nadie me entregó tanto su cuerpo.

- Entonces?...me quieres?...

- Sí... te quiero.

- Por qué tardas tanto en contestarme pues?...


Cuando se ama como un animal, el tiempo deja de tener medida propia. Las palabras no siempre llegan a tiempo.


- Me crees?...

- Sí, pero necesito preguntartelo de vez en cuando. Y mirarte a los ojos. Y medir el tiempo de tu respuesta... Entonces?... me quieres?...

- Sí.

- Bésame, seré sólo tuya mientras me quieras. Aunque tardes en contestar.


El olor al último grafiti entra por la ventana sin llamar. Unas carreras precipitadas en el callejón y el sonido de unas sirenas, de fondo, anuncian como siempre que la policía no llega a tiempo. Un beso resuena entre las sombras mientras las dudas cabalgan sobre las nubes del firmamento, tal vez, hacia ninguna parte.


El vecino del 4º


Posdata: Ella sabe que él la ama. Él la ama más que a nada en este mundo. Pero ella necesita escuchar esa vieja y eterna cancioncilla...Él la canta como un viejo blus, lentamente...como si la canción no fuera con ellos...


lunes, 14 de abril de 2008

Hoy.-



Hay días en los que a todos nos cuesta trabajo levantarnos, ponernos en marcha. Hay días en los que sueñas con otro mundo, con otra vida. Hay días en los que todos tenemos un deseo oculto que no confesaremos jamás. Hay días óptimos para empezar cualquier revolución, y al día siguiente en cambio tienes unas ganas terribles de replegar velas, de retirarte de todo.

Hoy no quería nada especial, nada en particular, ningún pastel especial, ningún verso a la vista, ningún viaje en marcha. Ninguna historia que rescatar, nada que contar. Nada en exceso ni nada en falta. Un día sin perfil, sin intereses.

Con un día como este sólo se me ocurre una cosa. He escuchado que anda por la casa, sus pisadas son inconfundibles, el aroma a café y a pan tostado me confirma que anda descalza y de puntillas de aquí para allá. Por culpa de la primavera que emerge, escucho como estornuda en voz bajita para no molestar. Toseré yo, como si fuera una réplica a su estornudo. Será una llamada discreta.

Así ha sido, a su segundo estornudo mi tercer tosido ligero, un pequeño y discreto garraspeo. Ha aparecido en mi habitación.

-Vaya te has despertado. Sabes que no me gusta despertarte nunca. Veo que tienes los ojos tapados con aquel pañuelo de seda que me regalaste hace mil años. Hoy el día es radiante. Brilla el sol. Huele a primavera auque eso a mí me molesta, ya sabes. Pero veo que tú no quieres abrir los ojos al mundo.

Así es. No diré nada. Soñaré cada movimiento que quiero que ocurra, de ahora adelante. Y así será. Es divertido. Es un juego que siempre funciona. Yo sueño y ella es como si escuchara mis palabras invisibles.

Quiero que deje de hablar y comience a tararear esa melodía secreta para los dos.

- Naaaaanaaaa...naaaaa...mmmmm...naaaa-naaan....mmmmm.. Veo que quieres jugar al juego secreto...naaaa-naaaaaaa-mmmmmmm....

Quiero que deje caer toda su ropa sobre el suelo de mi refugio.

-Sabes qué hago??...eso que cae al suelo es todo lo que me quedaba encima...muy poco como has podido escuchar...

Quiero que se suba encima de mí. Que me secuestre, que impida que salga hoy de mis cuatro paredes. Quiero que sea más mala que nunca, más tierna, más delicada y más salvaje que cualquiera de mis sueños.

- Tu lo que necesitas hoy es quedarte todo el día en la camita, con los ojos cerrados. Bien atadito. Yo te daré todo cuanto necesitas. Necesitas la dulzura de la miel y la fuerza de la bestia que llevo dentro. Te retendré para mí. Te informo que eres mi prisionero oficial. No pediré por ti un rescate. Sólo voy a quedarme con tus deseos, con tus mejores sueños. Eres mío, sin remedio, sin concesiones.

Hoy va a ser un día sorprendente. El juego ha empezado.
El vecino del 4º
posdata: soñar es fácil...aunque sigo conociendo a gente que le parece imposible e innecesario...

miércoles, 2 de abril de 2008

Metro.-


El baja las escaleras del metro con una lentitud llamativa. El resto del mundo va una velocidad de vértigo. Nadie, ni si quiera le roza. Como si fuera flotando en un largo y lento sueño. Los demás se van golpeando entre sí, con las paredes y a veces incluso tropiezan torpemente. El parece ocupar un espacio invisible. En una de sus manos lleva el capuchón de la pluma estilográfica. Juguetea de una manera especial. Aprecia su textura y de vez en cuando se lo desliza por sus labios como si buscara . Su tacto es muy suave. Le recuerda algo muy especial. Ahora se fija en uno de los cordones de su capucha, termina en una pequeña bolita negra, golpea su pecho al ritmo de sus pasos. A la chica que camina delante de él, de repente se le salta uno de sus pendientes, pequeño, redondeado, con un brillo casi mágico.

Mientras espera un nuevo convoy, sólo falta un minuto, siempre falta un minuto que se hace eterno entre esas terribles miradas perdidas de metro. Observa un bolso de una mujer afro, cosido de pequeñas caracolitas, puntiagudas, apretadas unas contra otras, como si miraran al mundo diciendo aquí estamos nosotras. Veníamos del mar y ahora vivimos en la urbe. Ella es nuestra dueña pero no se ocupa demasiado de nosotras.
El minuto ha terminado, como siempre, los minutos acaban por pasar. Hacinado entre cuerpos y olores múltiples y pluricontinentales. De repente un tanto preocupado, encuentra cientos de objetos pequeños de similares características. Redondeados, puntiagudos, como si estuvieran vivos, como si le miraran sólo a él. Como si en el mundo, los objetos tomaran vida para decirle algo.

Enciende su Ipod, es hora de escuchar al viejo Dylan y algún blus mítico del siglo pasado.

El resto del día es como si no hubiera pasado nada. El trabajo es lo que tiene. Es una manera de tomarte un “kik-kat” de siete u ocho horas, a veces muchas más.
Ahora está de vuelta a casa. En ese minuto, de regreso, de todas las tardes. En su mano izquierda no deja de mover su pluma.

Cuando llega a casa sin saludar deja caer su mochila en la entrada del piso. Besa con un deseo diferente, mientras con uno de sus pies cierra la puerta.

- Vaya cariño...esto sí que es un beso especial. De los que te guardas para ocasiones especiales. Además quería contarte algo. Hoy llevo todo el día...bueno, no te diré nada, me da vergüenza...mira tu mismo...


Dejó caer su camisa al suelo. Sus pechos tersos, erectos, redondeados, con una temperatura más que templada.

- Mis pezones...están como cuando jugueteas durante mucho tiempo con ellos. Anda bésame otra vez. Por cierto???... qué tal el Metro???... Hubo retrasos hoy???...

La respuestas quedaron para otro momento. El beso duró más que un minuto. Le supo a miel, canela y menta.


El vecino del 4º.
posdata: puede resultar interesante el ejercicio... cierras los ojos y desde tu ventana ves el mundo entero, el infinito, incluso puedes llegar a notar bajo tus pies ese temblor cuando llega el siguiente metro...