
-No tengo nada que contarle Doctor.
-Muy bien, yo cobro por escuchar a quien viene a mi consulta, a veces no dicen nada. No importa. Usted ha sido quien ha pedido la cita. Escucharé sus palabras o sus silencios durante los próximos 45 minutos.
-Comprendo, comprendo, no es necesario que me de tantas explicaciones. A la primera me entero bien. Aunque ya que estoy aquí le diré algo...verá... La mujer del director de mi empresa le pone los cuernos con todo el mundo, yo también me acuesto con ella si no dice que hablará con su marido y me despedirá. Verá yo estoy pagando la hipoteca del puto piso, me compré un coche, aunque de segunda mano...y en fin ... no es necesario que entre en más detalles ¿no?. Total, que me acuesto con élla, además de vez en cuando me suelta unos eurillos que no me vienen nada mal. Por otra parte sé que a su marido le da unas pastillas, con la excusa de una subida de tensión, al parecer así se le quita el apetito sexual y ella puede campear a sus anchas.
-Muy bien, yo cobro por escuchar a quien viene a mi consulta, a veces no dicen nada. No importa. Usted ha sido quien ha pedido la cita. Escucharé sus palabras o sus silencios durante los próximos 45 minutos.
-Comprendo, comprendo, no es necesario que me de tantas explicaciones. A la primera me entero bien. Aunque ya que estoy aquí le diré algo...verá... La mujer del director de mi empresa le pone los cuernos con todo el mundo, yo también me acuesto con ella si no dice que hablará con su marido y me despedirá. Verá yo estoy pagando la hipoteca del puto piso, me compré un coche, aunque de segunda mano...y en fin ... no es necesario que entre en más detalles ¿no?. Total, que me acuesto con élla, además de vez en cuando me suelta unos eurillos que no me vienen nada mal. Por otra parte sé que a su marido le da unas pastillas, con la excusa de una subida de tensión, al parecer así se le quita el apetito sexual y ella puede campear a sus anchas.
-Perdone que le interrumpa...y dígame ¿cómo se le ocurrió venir aquí?.
-Sencillo a la señora se le calló una tarjeta con esta dirección y un teléfono. Llamé y una señorita con una voz preciosa me atendió tan bién que quise venir...
-Bien, acertó sin saberlo, yo soy tu jefe, el director de tu empresa y el marido de la señora que te estás tirando... El doctor hoy vendrá 10 minutos más tarde, deben haberse confundido con las citas, a veces pasan estas cosas.
Un repentino nudo atrapó su garganta como si una mano invisible quisiera ahogarle sin perdón de ninguna clase, no podía articular ninguna palabra, como si el corazón y la sangre hubieran quedado paralizados en aquel instante, casi se orinó en los pantalones de aquel cómodo diván. Lo que no podía imaginar es que al día siguiente dejaría de ser segurata, su jefe le ascendería a director de seguridad, en la empresa, a cambio de contar la verdad ante un juez.