sábado, 24 de mayo de 2008

Tiempo perdido.-




Hoy el sol luce como a mí me gusta. Entra por la ventana al salón tímidamente, de esos días en que te da en la cara con una suavidad extrema, un calor templado y acogedor. Sentado en suelo de madera, en el centro de mi pequeño salón, he cerrado los ojos y me he dispuesto a permanecer unos instantes si ninguna otra ocupación. Sospecho que mis plantas también están disfrutando este instante, tanto como yo. Si dejas que tu imaginación se dispare el sol te acuna y acaricia de una manera muy especial, la imaginación no tarda en saltar y alejarse de ti. Un leve sonido me distrae y me devuelve de alguna parte lejana. Es la puerta. Alguien golpea con los nudillos con delicadeza. Hace años que nadie llama así a mi puerta. Alguna vez he llegado a soñar que el timbre se avería y que jamás lo vuelvo a reponer.

Sin prisas, como si flotara me dirijo, con intriga, a recibir a quien sea.

- Buenos días hijo. No nos conocemos de nada, han pasado demasiados años, pero me he decidido a volver al origen. Me gustaría contarte algunas cosas.

Es evidente que no es mi padre. Un desconocido anciano delante de mí está contándome algo que apenas entiendo. Rostro surcado por cientos de arrugas, un cabello largo y blanquecido, tiene una pequeña trenza de la que cuelga una delicada pluma, un cuerpo delgado. Limpio, huele a primavera. Es como si llevara su casa a cuestas. Una vieja mochila, intuyo que en una funda transporta algún tipo de instrumento musical, podría ser una flauta travesera o un clarinete. No se.

- Pase. Permítame que le invite una taza de té. Estará más cómodo.
- No me atrevo aún a pasar. Si no te importa dejaré mis cosas en el suelo. Hablaremos y tomaré esa infusión aquí en la entrada. Antes los vecinos hablamos mucho en el rellano. Era una vieja costumbre que casi se ha perdido.
- Como usted quiera.

Estuvo unos veinte minutos, más o menos, en su primera visita. Hace más de 60 años, pude deducir que había sido el primer habitante de mi piso. Por fin pude conocerle. Me contó que sólo vivió tres meses. Fue músico de la orquesta nacional. Debió de tener una historia apasionante de amor con una soprano de fama, no quiso revelarme su nombre. Este piso fue su nido de amor. Me aseguró que en él sólo había una cama. Ellos dos y cientos de partituras. Todas para viento, al fin pude confirmar que era una travesera.
Cuando intentaba contarme alguna cosa más, su voz se quebró. Sus ojos se volvieron vidriosos, le comenzaron a temblar ligeramente los dedos de las manos.

- Sabía que no estaba preparado. Pero tenía que intentarlo. Gracias joven. Cuando me encuentre más entero volveré. Te lo contaré todo. Alguien tiene que conocer cuanto amor, pasión y locura se pudieron reunir en este lugar. Siempre sentí que estas cuatro paredes tenían una magia especial.
- Puede volver cuando lo desee. Mi puerta siempre está abierta.

Desde aquel día, sé que volverá. Creo que también comencé a comprender algunas cosas, que en ocasiones no tenían mucho sentido. Cuando me quedo dormido leyendo algunos relatos o revisando viejos poemas, cuando me despierto en la oscura y silenciosa madrugada y el sonido de una flauta delicada suena, es como si algunas cosas comenzaran a encajar. Algunos de mis poemas parece que cobran sentido. Mis relatos parecen tener un dirección trazada entre la imaginación y el pasado. A veces no puedo evitar escribir versos sobre partituras en blanco.

Pasados unos meses, sin buscar, en el mismo salón, tuve que reponer una de las tablas del viejo parqué. Encontré un sobre con una nota escueta que decía: “Amor, tengo que marchar, dejo la música, y tus cálidos labios para siempre. Tu marido nos ha descubierto. Si no me voy te matará primero a ti y después me buscará a mí. Mi vida no me preocupa, pero tú has de ser infinita. No puedo ponerte en peligro. Vive eternamente sabiendo que nadie poseerá mi corazón”. Una borrosa fecha del siglo pasado. A la que seguramente ella, añadió estas otras palabras: “Te amo. Te esperaré al otro lado de los sueños. Al otro lado del universo.”

Sé que vendrá de nuevo. Sé que pasará hasta el salón y leerá esta nota. Espero que el tiempo perdido le devuelva al pasado.


El vecino del 4º

24 de Mayo 2.008

13 comentarios:

Malvaloca dijo...

Tal como lo cuentas, creo que ninguno de los dos ha perdido el tiempo porque no podrían haberlo vivido ni invertido de otra manera.

Besitos, querido Vecino

Anónimo dijo...

Hermoso como todo tus relatos, amores y secretos y esperanzas en cada edificio, cada casa, tambien en ese cuarto piso.
Un abarzo.

El vecino del 4º dijo...

Malvaloca:
yo también creo que en el fondo siempre han seguido unidos.

Prometeo:

así es en cada rincón un secreto,y siempre suele estar el amor o el desamor detrás.

...es un placer dejar en este rincón las historias, siempre tienen unas palabras agradables que invitan a continuar...

gracias por todo...

vuestro vecino del 4º

La gata Roma dijo...

Vaya, siempre pensando que tu piso tenía algo de especial, algo de magia incluso, y resulta que era eso… Precioso…
La única vez que alguien tocó una travesera para mí se trataba de un chico indio, que me enseñó que la traducción de “nemasté” (lo que en la India usan por hola, aunque desconozco si se escribe así) literalmente significa: mi corazón saluda a la luz del tuyo… Caoticidades de una gata…
Kisses

El vecino del 4º dijo...

Gata: que la luz no te falte...
siempre dejas una sutil huella en este rincón...

kises de kises entre luces de luces...

tu vecino del 4º

pandora dijo...

hola vecino!!!

siento no visitar tu piso últimamente...mi vida da un giro demasiado rápido y no dispongo del tiempo suficiente...ya se calmará,,jejeje.

pero cuando vengo me dedico a saborear tus textos tranquilamente, disfrutarlos con ganas, este ha sido genial, que historia...quizá algún día el buen hombre vuelva y conozca esa carta...espero que nos lo cuentes.

un beso, pandora.

El vecino del 4º dijo...

beso tierno pandora... me alegra saber de tí...

muasssss...

aveces la vida gira demasiado rápido, pero suele todo calmarse con el tiempo...

tu vecino del 4º

7Lunas dijo...

Con el permiso de Gata, y del chico indio que le enseñó la traducción

"NEMASTÉ Vecino"

El vecino del 4º dijo...

7 Lunas...

un beso lunar...

mmmmmm...nemasté...nemasteeeee...

tu vecino del 4º

Veïna dijo...

Vecinico!!!! dónde estás???? que vengo a buscar mi dosis y me encuentro la puerta cerrada y el timbre desconectado!!!

Petonets

El vecino del 4º dijo...

oh-oh...salí a comprar fruta...sorry...

muasssssssss...


tu vecino del 4º

Adare dijo...

Un beso, mi querido vecino.
Te mandé un mail, no sé si lo habrá visto...
Que sepas que me encanta, me encanta me encanta... ^_^

El vecino del 4º dijo...

Adare...
no me ha llegao ningún correo...que lo sepasssssssss...

me encanta que te encante...vuelve a enviarme el correo, supongo que a la dire de Ozu...no?

tu vecino del 4º