martes, 13 de mayo de 2008

Vuelos en el horizonte.-




Puede que desde mi piso alguien piense que no es posible ver el mundo entero. Puede. No me preocupa. Hay cosas que si se explican pierden su sentido, y si intentas aclararlas con más detalles, es aún peor. Puede que sin salir se salga, puede incluso que sin entrar se esté siempre encerrado en el mismo lugar.
Yo, desde aquí, llevo un tiempo observándola. La noche que va a salir, mucho antes va preparándolo todo. Ya por la mañana hace ejercicio, estiramientos, calienta antes de salir, se coloca su cinta para el pelo, malla negra sin brillos, zapatillas cómodas, camiseta vieja y salpicada, de esas que usas cuando te atreves a pintar tu cuarto de varios colores. Corre por el barrio, sin prisas, ni cronometra, ni busca medallas. Cuando vuelve, toca un largo baño con sus sales preferidas. Al salir del baño, té con canela y limón, tampoco faltan unas pastas caseras. Mira por la ventana al infinito como si supiera lo que pasará horas más tardes, soplando sin prisas sobre tu taza humeante, en esa noche esperada. Toda la tarde suena Bach a un volumen importante. La pasión.

Con todos estos indicios, ya sé que esta noche va a salir. La veo acercarse a su ventana, una ventana de dos hojas, de madera, ya apenas se encuentran. Las abre como si acariciara su cuerpo. Mira al horizonte como si fueran los labios de sus amantes. Despliega con delicadeza y ternura sus blancas y aterciopeladas alas y en el más absoluto de los silencios y discreción, ella vuela hacia quién sabe dónde. Vuela con una belleza extraordinaria, angelical.

Se marcha con un cuerpo que arde, con una mujer, bajo sus alas, que no pone límites a la lujuria, caza sus presas sin ser depredador, ama sin compromisos y en el sexo encuentra el discurso real más cercano a la utopía de la libertad. Alguna noche, no siempre, que logro verla volver con una de sus presas adormecida, me doy cuenta que estas cosas no siempre se pueden contar. Los deja caer sobre sus sábanas perfumadas con lavanda y romero. Ellos se despiertan sorprendidos pero apenas tienen tiempo para pensar. Ahora toca la danza de las caricias, la carrera de las búsquedas de los rincones secretos, el baile de los gemidos que se aceleran. Las pieles van marcándose sutilmente y los cuerpos se acompasan, movimientos, temperaturas y fluidos.

El sexo atropella las sombras y el tiempo parece eterno. Al fin quedan agotados, enredados los cuerpos, satisfechos e inmóviles.

Los he visto muchas veces, al día siguiente. Ellos se despiertan como si todo hubiera sido un sueño. Muchos además, como si en sus recuerdos algo hubiera quedado tatuado para siempre en su cerebro o en alguna otra parte, pocas palabras articulan con facilidad. Como si todo estuviera aún confuso. Pero hay una frase que muchas veces repiten.

- Aún no me has dicho como te llamas. Me has hecho volar en entre tus sábanas. Has sido un cielo. Pero ahora me toca volver al infierno . Llego tarde al trabajo. Te llamaré.
Ella les sella con su índice los labios, antes de que sigan divagando.

Sin duda, una nueva versión del ángel bíblico se ha puesto al día y anda por ahí suelto.
El vecino del 4º
Posdata: para cada sueño una utopía, para cada discurso un beso de fuego, pero mucho antes para todos, al menos, arroz, sal y azucar de sobra...

6 comentarios:

Veïna dijo...

Aiiiiiii Vecinico! estoy segura de que tu pisín es mágico, al igual que tus relatos.
Me ha encantado " ahora toca la danza de las caricias " que bonito... ( tomo nota )

Espero que no dejes nunca de soñar ... yo por mi parte no dejaré de hacerlo, almenos lo intentaré.

Petonets

La gata Roma dijo...

Juas, que bueno ha sido… La libertad estaba en cada palabra… tal vez sea el té, o la camiseta, o el vuelo… Sé que esto no tiene sentido pero como tu dices, lo que no tendría sentido es explicarlo…
Kisses

Anónimo dijo...

Me ha gustado, el lexico adecuado, casi prosa poetica, casi...esa mujer existe, vive por aqui cerca y es peligrosa cuando caza...peligrosa, muy peligrosa...
Un fuerte abarzo.

El vecino del 4º dijo...

Buenas, buenas...

Veïna...me alegro por tí...no dejes de lado los sueños son uno de los rincones mejores para deambular...

Gata de Roma: cómo mola que sigas entrando por el tejado y dejes tus coments por aquí...

Prometeo...jjejejeje...veo que la conoces...cuídate...que sí que es peligrooooosaaaa...

besos-besos

vuestro vecino del 4º

Malvaloca dijo...

Avisa Vecino si se instala en el edificio otro ángel, pero en versión masculina.

Besitos

Malena dijo...

Eres el voyeur más delicioso que conozco. Aunque no he utilizado el adjetivo adecuado, creo que mejor eres un cronista. El cronista oficial de tu cuarto piso.

Me ha encantado tu relato y antes de irme... por favor... un poquito de sal y un poquito de azucar.

Un beso, vecino.