miércoles, 21 de enero de 2015

deja correr el tiempo...


Por sus rasgos, sus maneras de moverse, parecía mayor. Como si la vida le hubiera marcado cada una de las arrugas a fuego, profundamente, sin contemplaciones. De cerca incluso aparentaba ser un viejo infinito que había vivido más de la cuenta sin pedir demasiadas explicaciones a nadie. 

Ahora llevaba tanto internado en el centro psiquiátrico que es como si se hubiera incrustado en el entorno, en la decoración del edificio. Una especie de tatuaje vivo, en un centro habitado por guardianes recelosos, que procuraba permanecer inmóvil la mayor parte del día. Alguien bromeó cierta vez que es como si estuviera mutando de hombre a camaleón. 

El único momento, al día,  que mostraba una actividad física espídica, sorprendente, era para dar cuerda a su reloj de bolsillo. El resto del tiempo la invisibilidad, elegida,  era su disfraz permanente. 

     -mírale, otra vez dando cuerda a ese maldito reloj de bolsillo.
   -envidia es lo que tienes tú. Con lo que ganas al mes...tendrías que trabajar años para poder comprar uno sólo parecido a ese. Pura envidia es lo que tienes. 
    -ya...
    -además no sabes que historia hay detrás de ese reloj. Por lo visto     este tipo, ahí dónde le ves, era uno de los más ricos del país. Se      enamoró de un bellezón, aún más rica que él. Se casaron y en el      viaje de bodas cuentan que le puso los cuernos con un chico de         las maletas. 
   -Y???...
   - Pues que alguien para consolarle le comentó que el tiempo todo     lo cura. Desde entonces permaneció en silencio. Sólo se dedica a dar cuerda a su reloj. Como si tratara de hacer correr el tiempo para superar aquel trauma.

La tarde se dibuja triste y enrarecida tras los cristales, con agua nieve, viento y hojas que parecían bailar al son de una macabra balada lenta pero bien acompasada. 

El olor que subía de las cocinas anunciaba una cena caldosa, con poca sal y muchas pastillas para que la noche fuera tranquila.


Vecino del 4º

posdata: el amor y la pasión dan fuerzas infinitas o paralizan para siempre. 



4 comentarios:

Marcos Callau dijo...

No deja de ser engañoso, confiar en el tiempo. Las horas que pasan soklo restan una cosa: Vida. Un relato para reflexionar, vecino. Abrazos!

El vecino del 4º dijo...

Siempre ahí Marcos...muchas gracias tus comentarios siempre animan...

abrazos...

vecino del 4º

Amaya Martín dijo...

Magnífico!!!

El vecino del 4º dijo...

magnifico volver a verte por aki...

saludos-saludossssssssssssssss....