jueves, 14 de mayo de 2020










Pandemia infinita.-

Ya no recordaba en qué fase se encontraba ni cuánto tiempo había estado confinado.
Salió de su casa dentro de una burbuja de pensamientos de todo tipo.
No tenía perro, no tenía familia, no tenía amigos, no tenía apenas recuerdos. Eso sí, mucha comida en lata. Demasiados rollos de WC, demasiado estreñido y algo lento de reflejos. 
Los vecinos, por la calle,  le saludaban y él sorprendido miraba al suelo como queriéndose esconder de la nada. 

Anduvo como mucho unos cien metros. Con el primer árbol que se encontró le dio un tremendo y apretado abrazo. Y volvió a casa. 

- Es una pena, lleva años confinado, no parece haberse enterado que el coronavirus ya es sólo un mal recuerdo. Debe ser el único del mundo que no está vacunado.

Ya en casa, decidió no volver a salir nunca más.
Ese mismo día una cuadrilla del Ayuntamiento taló el árbol, trituraron los restos y en el hueco que dejaron lo sellaron con cal viva y cemento armado. 

El vecino del 4º

posdata: ser único y no saberlo tiene un no sé qué...



2 comentarios:

Amaya Martín dijo...

A veces hay que arriesgarse a morir , aunque sea por saber si aún se sigue vivo

El vecino del 4º dijo...

Así es...pero el tipo no lo debía de tener muy claro...igual nunca estuvo vivo...nunca supo la diferencia de vivir o no...quién sabe...