
Seguramente no me creereis... Pero el último inquilino, en realidad última, en mi edificio ha sido más que sorprende... Ha llegado la nueva inquilina esta misma mañana , justo el día que yo no he ido a trabajar (he puesto una buena excusa al jefe, pero perdonarme que no la cuente, por si lee todo esto, que no me extrañaría...él también es un mirón)...
En serio, no os lo creereis... pero en el tercero, el piso vacío que dejaron la anterior parejita la ha ocupado una muñeca hinchable. Como suena. Han llegado dos tipos de una empresa de mudanzas, han subido al tercero, el portero les ha abierto la puerta, yo interesado he visto todo el proceso. Han dejado un gran cajón en el salón, qué solo tenía una silla. Antes de irse uno de los señores ha visto que en el albarán decía que tenían que abrir la caja y dejar su contenido sobre la silla. Y así lo hicieron. A regañadientes y sin ganas. Un poco alucinados que estaban. Pero lo hicieron. De todas formas, deduje, que les habían pagado también que no pudieron negarse.
Dejaron a la muñeca sobre la silla, eso sí antes tuvieron que inflarla un poco, no se ponían de acuerdo de quien tenía que inflar... en fin un lío. Pero lo hicieron, insisto.
Al marcharse dejaron la puerta entreabierta y no me digais cómo pero empezó una procesión de visitas increibles. El conserje debía de saber algo... y se corrió la voz muy rápido. Qué raro no????...
Los primeros en llegar fueron Tomás y Angel, los jubilados más ancianos del edificio, y sin lugar a dudas también los más pícaros. Entraron con sigilo, llegaron al salón y tuvieron un ataque de risita floja, pero además aprovecharon para tocarla disimuladamente los pechos y alguna cosa más. Después llegaron los quinceañeros de turno que aprovecharon para hacerle un pequeño grafiti sobre uno de sus muslos.
Doña Carmen y Doña Jacinta entraron y salieron rápidamente escandalizadas, aprovecharon para poner sobre sus partes más intimas un pañito de cocina. ¡¡Ellas siempre tan recatadas y tan puritanas!!.
Más tarde algún atrevido se hizo fotos con el móvil, para enviarsela a los amigos, las chicas, tan coquetas como siempre, la pusieron una peluca y varios avalorios... en fin la mayoría de los vecinos fueron pasando. Ya entrada la noche alguien, no diré su nombre, incluso tuvo más que palabras y arrumacos con la increible muñeca hinchable.
Por desgracia a la mañana siguiente se la encontraron desinflada, en el suelo del salón, hecha unos zorros, dicen que incluso la habían cortado con unas tijeras o algo parecido en varios sitios. (se sospecha del viejo lejionario que creyó que era una de sus antigüas amantes...pero nadie dice nada...cosas).
En fin, toda una aventura pasajera. Mi edificio es así. Entran y salen personajes con mucha facilidad.
El Vecino del 4º.
(reconozco que miro... y ????)
(Texto del otro pisín, de Julio/2.007, el calor hacía estragos entre los vecinos...)