domingo, 9 de diciembre de 2007

La Caja de Pandora.-




Os voy a contar un secreto. Ayer mañana abrí mi caja, sí, la temida caja de Pandora. Sólo un instante. El resultado no se hizo esperar, de repente como si me hubiera cambiado de mundo, de vida, muchas cosas dejaron de tener sentido. Tuve, al instante, esa sensación de tener uno de esos días en que no se sabe si vas o vienes. Como si, de repente, todo se me hubiera olvidado. No sabía si tenía que ir a trabajar, si alguien me estaría esperando. No recordaba dónde vivía. Quién era mi familia, mis amigos, mis vecinos. Siendo casi consciente de la situación se me escapó entre los labios:

- Qué diablos estoy haciendo yo aquí???. En una casa tan grande, sin nadie. Ahora mismo me pongo en marcha. Me marcho. Voy a comerme el mundo, hasta que me indigeste. Hasta que sacie este hambre que noto en mi interior.

El cuerpo me tiembla ligeramente cuando cierro la puerta y me dispongo a alejarme sin despedirme de nadie. Contoneo mi cuerpo sin preocuparme de los demás, unos curritos en la obra de la esquina dejan de trabajar al pasar a su altura, noto como huelen mis deseos, resoplan y se les hincha el pecho, se sonrojan y bajan sus miradas, no resisten que yo levante la mirada, que les mantenga ese pulso silencioso. Mis pechos marcan el terreno con una fuerza desconocida para mí. Erguidos, provocativos, a la espera de sus respuestas. El jefe de obra se acercan y como niños se alejan cada uno para un rincón. Se esconden como perros amedrentados. Me siento mojada por dentro, una sensación de triunfo hace que mi ojos brillen como el fuego.
Paro un taxi con el dedo índice. Con un gesto de aquí, a mis pies. El taxista no se hace esperar a los pocos minutos me insinúa que paremos en el motel de carretera. Yo más atrevida le digo que si quiere desahogarse ahora mismo, si se atreve a probar la fruta prohibida que pare en el anden. A continuación bajó la mirada, sumiso y dócil como un gato, pisó el pie del acelerador y me volvió a recordar el lugar dónde me llevaba. El resto del trayecto no pudo cruzar su mirada con mis ojos, no volvió a decir nada. No habló ni siquiera del tiempo.

Aunque la aventura me pareciera un solo segundo. He debido recorrer muchos kilómetros. Está anocheciendo. El taxista ha parado al instante a mi voz de mando.

- No de más vueltas. Es aquí. Sabrás que no vas a cobrar nada. Si abres la boca, me voy a la comisaría mas cercana. Adiós. Hasta nunca.

Antes de que pudiera reflexionar sobre todo lo que me estaba ocurriendo, sin saber muy bien cómo, me encontré subiendo por unas escaleras. El cuerpo me estaba llevando hacia un cuarto piso de un lugar desconocido. El cuerpo me ardía. Los deseos más ocultos corrían por mi mente sin ningún tipo de control. Me imaginaba, de repente, atada a su cama, me devoraban unos labios carnosos, las piernas me temblaban. El cuerpo se me erizaba por momentos. El olor de la lascivia y la carne me aceleraba las pulsaciones de un corazón que no podía controlar. La fragancia de la lavanda, mezclada con rosas y miel estaban cerca, incluso el olor de unas velas que me esperaban encendidas como mis deseos.

Llegué a una puerta que había visto mil veces en uno de mis sueños más inconfesables. No estaba cerrada. No tuve que llamar. Miré el picaporte y lentamente empezó a entreabrirse. Mis pies descalzos, en algún momento debí tirar mis zapatos, me conducían por un pasillo infinito. Una alfombra de pétalos rojizos a mis pies, unos suspiros que se escuchan, unos jadeos que me invitan a cerrar los ojos, mi interior está tan ardiente que noto como voy dejando el rastro de mis deseos por donde paso. Me paro sin saber por qué. Cierro los ojos y entreabro los labios. Un beso de azahar, menta y poleo me lleva hasta uno de mis secretos mejor guardados. Al fin encuentro esos labios. Mi sueño me ha buscado. Mis pies se han dejado guiar. Mis deseos cabalgarán sin rienda, sin pudor, sin fronteras que los detenga.
Mañana poco importa si recordaré algo de lo vivido. Mañana tampoco me preocupará que todo haya sido, tal vez, un sueño. Un deseo.


El vecino del 4º


18 comentarios:

pandora dijo...

Aquella mañana no puede evitar escaparme de esta caja que cada día se me antoja más estrecha, no sabía donde me guiaban mis pasos, pero sin duda la esencia de los restos de mis sueños no podría haberme conducido a otro lugar que a ese cuarto piso.

Descubres mis pequeños secretos, mis pequeñas fantasías, preparas el camino para que me sea tan fácil conseguirlos que a veces me pregunto… si a caso miras cuando sueño.

Un beso, Pandora.

Thiara dijo...

Vecino te me pierdes... te ubicooo y aqui estas de nuevo... sabes yo tambien me pregunto q hago viviendo en una casa tan grande para mi ......

cuando te sientas solo t invito a un café,....

un beso

El vecino del 4º dijo...

Pandora: Me alegro de que te haya gustado, prentendía ser un regalo para tí y veo que lo aprecias. Gracias. Por cierto Pandora: sí...miro cuando sueñas, siempre, no puedo evitarlo, me asomo a tu caja y veo tus sueños tan de cerca que aveces parece uno vivirlos.
muas-muassss

tu vecino del 4º

El vecino del 4º dijo...

Cata: queeee rebueno...me alegro de verte por aki...pon fecha, hora y lugar... cómo no???... tomaremos no uno, mil cafés...

muas-muassssss...

tu vecino del 4º

posdata: yo llevo azucar morena de caña, me encanta, igual también algún licorcito de esencia de luna...

Anna dijo...

Caja de pandora, esencia de luna, azúcar moreno...¡me has gustado, vecino del 4º!. Creo que a partir de ahora vas a tener que abrirme la puerta de vez en cuando y dejar que me siente en tu sofá. Yo pongo el té ¿de qué lo quieres?

Un besito desde Valencia!

Anna Belén.

El vecino del 4º dijo...

hola,hola Anna... la puerta siempre está abierta, me alegro de que te haya gustado la visita...aquí estoy para lo que quieras...ahhhh... por cierto... té deeeeee... canela y menta ok???

en fin...

besos-besos

tu vecino del 4º

posdata: con azucar morena...mmmm...

Anna dijo...

Me acabo de preparar un té negro con jenbibre, canela, clavo...¡¡¡¡riquísimo!!!! ¿Te apetece una taza, vecino del 4º? Si te apetece de canela también tengo ¿será por tés? Azúcar moreno, por favor!

Un abrazo, te espero!

El vecino del 4º dijo...

... me acabo de asomar a la memoria de mis recuerdos y veo el humeante té que nos espera sobre una mesa invisible de deseos... las cortinas adornadas con guiños a la noche aguardan la emoción de los secretos...

cómo rechazar un té como el que acabas de preparar...

tu vecino del 4º

Malena dijo...

Me ha encantado ese homenaje a Pandora. Es bueno salir sin aparentemente rumbo fijo aunque en el fondo sabes dentro de tu corazón cual es tu destino.

Un beso, vecino.

El vecino del 4º dijo...

así es Malena, así lo veo yo también...parece que tus pies se volvieron locos y se descontrolaron, pero en el fondo les guían tus deseos y tus instintos...

gracias por la visita.

tu vecino del 4º

Anónimo dijo...

Hay un dicho que expresa que todos los caminos llevan a Roma. Para mí, un recorrido por las bitácoras incluye parada obligatoria en tu confortable piso.

Bonito post, Pandora sí que sabe. Estoy pensando que no está mal eso de soltarse la melena, pero como lo hagamos todas a la vez se te va a amontonar el trabajo, querido Vecino, jajajaja.

Un beso

El vecino del 4º dijo...

jejejejjeje...Malvaloca...no había pensado yo tanto...jejejejje...tu punto de vista asusta...ejejjeejjeje...

besos-besos

tu vecino del 4º

posdata: nos tendremos que organizar...jejejjejeje...

Anna dijo...

Vuelvo a tomarme un té mientras viajo por el mundo a través de mi pantalla y recalo en el venico del 4º. ¿A qué se deberá?

Un beso para todos,

Anna Belén.

Anónimo dijo...

Buen y bello homenaje, se lo merce y lo ha hecho genial. Muy bueno.
Un abrazo.

El vecino del 4º dijo...

quedó un aroma perfecto a tú té en toda la sala...

besos Anna.

tu vecino del 4º

El vecino del 4º dijo...

sí, Prometeo, pensé que se merecía este pequeño homenaje, me alegro de que te gustara a tí también.

saludos...


tu vecino del 4º

Anna dijo...

Vecino del 4º, he ido a pedirte azúcar moreno y no había nadie en casa ¿estás bien?

Besitos fríooosss,

Anna Belén.

El vecino del 4º dijo...

si Ana, muy bien... salí a buscar recuerdos, a enfriar las dudas, a pisar el asfalto helado de mi urbe... las gentes se escudriñan tras las bufandas, los guantes y los abrigos, parecen seres todos desconocidos...aveces salto del 4º para ver más de cerca este mundo... pero volver me recoforta...

el azucar está al entrar en la cocina, en el armario junto al grifo, último estante...está recien comprado, parece que estuviera viva ese azucar morenita... la próxima vez si no estoy entra, la puerta está abierta...


besos-besos

tu vecino del 4º