miércoles, 7 de enero de 2009

Avería en el 4º



Es mi primer día de trabajo y no quiero llegar tarde. He cambiado de hospital, por circunstancias varias. Me he puesto una ropa y un perfume discreto. Nunca me pongo de medias mi primer día. Ni pronuncio el escote . Es ya una costumbre. Quiero que me recuerden por mi trabajo, no por mi presencia. Voy saludando a todo aquel con el que me cruzo pero no conozco a nadie. Veo en sus caras las prisas de siempre. Alguno que otro con resaca y varios bastante distraídos, como muy lejos del trabajo. Es normal, las fiestas de navidad dejan huella en el hígado y en las ojeras.
Es un día frío, aunque en el Sur el concepto frío, aunque sea Enero, es relativo. Noto que mis piernas empiezan a estar inquietas, espero el ascensor en el bajo. El primer día siempre me pasa, no puedo evitarlo. Es comenzar de cero, como dar un salto en el infinito. Voy a digestivos, me han dicho que está en la cuarta planta. Cosas de la vida, el cuarto me trae buenos recuerdos. Se abre la puerta del ascensor y tomo aire, siempre lo hago es como si comenzara algún tipo de primer viaje iniciático.

El ascensor va lleno, rápido, nadie habla. Yo permanezco junto a la puerta, otra de mis costumbres. Cabizbaja, a medida que subimos va quedando sólo. Entre la planta tercera y cuarta la luz se apaga. Todo se queda quieto, un piloto color anaranjado queda intermitente y una voz grabada salta para informarnos de que la situación está bajo control y que en unos minutos volverá a la normalidad.

El corazón se me encoge, apenas respiro, comienzo a enredarme mi pelo entre mis dedos y sin moverme escucho la respiración de alguien detrás de mi.

- Cálmate. Esto, supongo que suele ocurrir con frecuencia. En mi edificio también me ha pasado varias veces. En media hora estamos fuera.

El pecho se me va hinchando, los ojos comienzan a moverse rápidamente, la boca noto cómo se me reseca. Estoy a punto de comenzar a llorar.

-Estamos solos . No hay de qué preocuparse...

Noto su aliento sobre mis oídos. Por todo el cuerpo me recorre un escalofrío. Esta vez no es miedo. Su perfume me ha recordado algo.

Allí mismo, de pie, me di la vuelta y comencé a desnudarme con los ojos cerrados. Di un paso adelante y una mano segura aprisionó uno de mis pechos que ardía como si fuera la primera vez. El miedo se mezcló con el deseo en unos instantes nuevos para mí. En mi vida se me hubiera ocurrido que estas cosas me pudieran pasar a mí, aunque muchas veces había oído hablar de historias repentinas de sexo y deseo desenfrenado.
Hicimos dos veces el amor, atropelladamente, en menos de 20 minutos, los otros 10 fueron para respirar y tomar control de mi cuerpo. A los 30 ya habíamos salido como dijo el desconocido. No pude mirarle a la cara. Ni pedirle su teléfono. Ni nada. Ni una simple despedida.

Una manera de empezar a trabajar diferente a otras veces. Nunca supe de que tipo de paciente se trataba, si era un familiar que venía de visita y si por el contrario era alguien de la casa. Qué importa ahora nada. Tengo que trabajar. No llego tarde pero las piernas me vuelven a avisar que pronto empiezo.



El vecino del 4º



posdata: dedicado muy especialmente a mi querida amiga Amaya, en su primer día de trabajo...ves Amaya???... la vida discurre...y siempre te puede sorprender...

7 comentarios:

tejedora dijo...

Ocurre como la mayoría de los días en que una se levanta y prevé algo que pueda suceder o no.
En el caso de la chica de tu relato, para mí, si tuvo un buen comienzo del día. Ni tan siquiera ella sabría lo que iba a suceder en el ascensor.

Un beso y espero estés un poco mejor.

Malvaloca dijo...

Jajaja, ay Vecino! que esta vez has jugado con ventaja... aunque todo hay que decirlo: Por una buena acción, jajaja.

Por cierto: ¿el chico va puesto de serie con el ascensor?, ¿lo pone el servicio técnico en caso de escachufle del apartato?... a ver si puedes averiguar más datos porque de esta manera seguro que no me daban más ataques de claustrofobia cuando se pare el ascensor del curro.

Besitos

Amaya Martín dijo...

En fin, querido Vecino..que el ascensor era chiquito-chiquito e iba vacío.., como suele suceder a las 8h de la mañana.., tambien es cierto que había otro ascensor que no cogí..,y en el que sin duda probaré suerte mañana!..porque no hay forma mejor de empezar el día!..donde vá a ir a parar..
Mil besos..en enero de tu Amayita..

El vecino del 4º dijo...

tejedora: a veces es mejor no saber qué ocurrirá...no crees???...

Malvaloca: mmmmm...creo que hablaré con la empresa de ascensores, pero ya que lo dices deberían poner un chico-a de serie en todos...buena idea...la patentaremos...jejejejje...

el vecino del 4º

indya dijo...

Un man-Bag en todos los ascensores???? ¡ Ay Malvaloca¡¡¡¡ Cada día tienes ideas mas locassss¡¡¡ Yo me quedo mejor con uno de esos que aprencen en la noche y se menten en mis sueños y lo moldeo a mi gusto y puedo manejarlo a mi antojo, casualidad es que tambien mis ascensores se paran en el 4º

MUakkiss.
P.D: Vecino,, visite post anteriores para ponerme al día y te deje un posit en el desván.

El vecino del 4º dijo...

indya...uno de esos rápidoss...muas-muas...

jejejejjeje...

tu vecino del 4º

indya dijo...

ummmmmm ¡ vale¡¡¡ que sea para llevar. Ponme también medio de lentos, cuarto y mitad de caricias, medio Kilo de roces, otro medio de besos y unos cuantos lametazos a granel, que siempre que echo mano de ellos se me han acabado. Por cierto ¿ servís a domicilio???

MUakkisssssssss