sábado, 6 de junio de 2009

utopia




Mil novecientos cuarenta y dos. Un hilo de niebla que entra por la ventana de la vieja bohardilla, se le mete en el cuerpo a Francisco Rodriguez y como si de una pócima se tratara le deja sobre la vieja mercededora inmóvil, casi rendido. El ligero crujir de la madera arqueada con el suelo de la habitación, de roble, habla de historias secretas y aún no resueltas.


El cansancio, la tensión acumulada y las heridas, de las que aún está recuperándose, no le dejan descansar. Aunque siempre tiene hambre, sigue vomitando la mayoría de las veces que se lleva a la boca algo.


No puede quitarse de la cabeza los gritos, las carreras, los obuses y los disparos que resuenan cada vez que intenta cerrar los ojos. Se pasa la mayor parte del día con temblores y fiebre, no muy alta pero lo suficiente para impedir que se recupere del todo.


Francisco es consciente que Madrid se perdió, y todo lo demás también. Pero se resiste a reconocer que la guerra ha terminado. Hace siete días, en la última redada, por la noche, le tiroteraron y fué como si todo volviera a empezar. Logró huir cuando le dieron el alto. De vez en cuando necesita salir de la "cárcel" donde vive con una de sus hermanas. Pero aquella noche no pudo evitar que le persiguieran, casi le cogen.


- Francisco por dios, déjalo ya. Ha terminado todo desde hace mucho tiempo y lo sabes bien. No hay nada que se pueda hacer.

- Carmen no puedo dar un paso atrás. Necesito seguir con mi fusil entre las manos. Necesito salir y respirar el aire fresco del retiro, pisar los adoquines de la plaza Mayor. Si no quieres que siga en tu casa escondido como una rata. Échame a la calle y me buscaré la vida como sea.

- Francisco, bien sabes que eres mi único hermano. No te dejaré solo. Procura descansar y recuperarte de las heridas. Anda descansa.


Francisco, abrió los ojos, alguien le estaba meneando con delicadeza.


- Francisco, despierte. Todo ha terminado. La Republica ha sido restituida. Baje, sus compañeros y sus vecinos le están esperando. Hay armisticio para todos. La guerra ha terminado. Todos somos ya hermanos, no habrá más represalias.


No podía creer que su vecino, un antiguo falanguista le estuviera despertando con esa delicadeza. Sus palabras eran sinceras. Su hermana con una cara de filicidad al lado. Su sobrino vicente, de unos diez añitos, sonrriente, con una pelota en la mano.


- Vamos tío, te están esperando te van a dar una medalla y un diploma.


Mientras bajaba las escaleras, con cada crujido, el dolor se le iba pasando. Trataba de erguir el cuerpo, disumular que las lágrimas les estaban a punto de saltar de unos ojos vidriosos y aún sorprendido.

De fondo el follón de la música, algunos cohetes sonando, risas y voces le iban animando tanto que ya sólo deseaba abrir la puerta y asomarse para saludar. Las manos le temblaban, pero esta vez eran de la emoción y la alegría.



- Francisco, Francisco...tienes que despertarte...es la hora de la medicina. Estas sudando.


Una vez más un sueño con sabor a miel y azucarillos se desvanecía en un instante. No era la primera vez, sin duda.


- Qué hermano??. Te encuentras mejor???...

- Si Carmen. No te imaginas lo que acabo de soñar.

- No me lo cuentes, que seguro que me pones los dientes largos. Siempre has tenido mucha imaginación, así que de tus sueños no quiero saber nada de ellos. Ah... y no vuelvas a dejar la ventana abierta, entra frío y eso no te viene bien para la fiebre.


Un sueño utópico que aquella mañana de mil novecientos cuarenta y dos hizo que el día le resultara más corto, entre la fiebre, el dolor y las molestias una sonrisa se dibujó por un momento.



El vecino del 4º



posdata: las heridas duelen en los sueños y en el tiempo. El eco de los errores nos debería ayudar a soñar en vida y a vivir en los sueños...








11 comentarios:

Amaya Martín dijo...

Las heridas duelen siempre, y el tiempo es un embustero.., las disfraza, nos enseña a vivir con el dolor, a sentarnos a su lado,,y un día, cuando nos acostumbramos a verle la cara, nos guiña un ojo y nos invita a café..Entonces dicen los optimistas que el tiempo curó las heridas.., pero no, siguen ahí, sangran igual..y si se rozan, si se rozan tiembla el corazón, tiemblan las piernas y el mundo..
Heridas y sangre, soñando y despiertos..

Un fuerte abrazo querido Vecino, hacedor de sueños

Gab dijo...

Los sueños son las victorias de nuestra mente sobre la realidad, no está demás pero nos pega más a lo frívolo de esta.

Au revoir...

Muchos besos Vecino, desde acá abajo! ^^

El vecino del 4º dijo...

Es esa mezcla de la vida, la historia, la fantasía, los recuerdos...los sueños, en fin...

querida Amaya, así tb lo veo yo...volvemos a coincidir...

incluso con Lady K....cómo no...los sueños son las victorias de nuestra mente...volveremos a hablar de los sueños...una y otra vez...supongo que para vivir día a día...

besos a ambas...pasaron y dejaron su estela en el 4º

el vecino del 4º

maria dijo...

Cierto las heridas duelen y a veces es más fácil vivir en los sueños...

besos vecino

Prometeo dijo...

Hermoso sueño que marca la esperanza de un final que no fue asi, nunca son asi sobre todo en guerras entre hermanos...casi un relato de una ucronia hispana, muy buen relato, la verdad es que te vas superando...un fuerte abarzo.

El vecino del 4º dijo...

Gracias Aïcha y Prometeo, sus visitas reconfortan y animan a seguir, siempre tan cálidas.
Es un inmenso placer compartir estos sueños, estos gritos de dolor y placer...sigan por ahí...y de nuevo mil gracias.

El vecino del 4º

Silvana dijo...

Utopia ... sin duda la mayor parte de esta vida se trata de una utopia.
Pero, que sería de esta vida si todo fuera como debería; ya no habría mas musas para los poetas, ni motivos para la poesia.
Y como ya lo dijo un querido amigo "el tiempo no cura nada, el tiempo no es un doctor mala racha, mala estampa y un baston para el corazón"
Me da gusto encontrarme vecinos poetas, espero seguirte viendo por mi blog, sería interesante leer tus comentarios.

El vecino del 4º dijo...

un placer Silvana, un placer compartir espacio en este mundo infinito del internet, un placer compartir poemas,ideas, historias...

nos veremos, gracias por la visita...

tu vecino del 4º

Anónimo dijo...

Un blog precioso. Pasaba por aquí de casualidad, y no he podido evitar leer, leer y leer... creo que lo agregaré a ''mis favoritos'' para entrar más a menudo. Enhorabuena, y no dejes de soñar ;)

Olga dijo...

Perdón, quedar como anónimo no es lo más acertado.

El vecino del 4º dijo...

un saludo Olga, gracias por tu comentario, el 4º está siempre abierto...ya nos iremos viendo...

el vecino del 4º