martes, 4 de noviembre de 2014

alfombras para las calles.-


La noche había sido fría, heladora. El viento cortó las esquinas como cuando los sables hablan sin control. A lo lejos unos tambores  resonaban con insistencia, cada vez con más fuerzas.
Las cortinas de los edificios comenzaban a abrir y cerrar sus ojos como si no creyeran lo que estaba ocurriendo.
El presidente no se había vuelto loco. Tomó una decisión y lo contó en su primera comparecencia televisiva, en directo.
De ahora en adelante todas las alfombras de los castillos, de los museos, de las grandes, centenarias e ilustres instituciones. Sin excepción alguna, habían sido nacionalizadas y donadas a las gentes del pueblo. De ahora en adelante estarían, para siempre,  en las calles de los barrios más humildes. El invierno era helador pero pasear por las calles, al menos, tendría su recompensa.

La fiesta de las alfombras duró tres días oficialmente, pero nadie olvidó aquella su primera medida como presidente del gobierno. No iba en su programa electoral, pero nadie se quejó.

el vecino del 4º

posdata:   gobernar y soñar aún es posible.-







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