lunes, 8 de octubre de 2007

Imprevisto.-


Ayer fue uno de esos días extraños.
Nada que ver entre mis vecinos. No escuchaba demasiados ruídos. Todo en una calma chicha muy rara. Poco frecuente. Me cansé de ir de ventana en ventana. Tumbado en la cama el reloj avanza lentamente en un tiempo sin hora, indefinido. Cada vez este silencio me dice menos cosas. Y de repente un ruído me sobresalta. Escucho carreras en el pasillo de la entrada. Algo me levanta de la cama de un salto.

Alguien golpea con prisas pero sin excesos. Me asomo a la mirilla, con tranquilidad, sin sobresaltos. La curiosidad me vence. Veo un rostro alterado, mira a ambos lados como si alguien la siguiera, tiene los ojos rojizos como de haber llorado, el rimel corrido, el pelo alborotado y va casi vestida, algo de ropa en las manos y descalza.
Escucho en voz bajita:

-Vecino, sé que estás ahí. Ábreme la puerta. Vienen los del desaucio. Si me encuentran aquí me detienen. Me han amenazado con cárcel.

No me hago esperar. Sin hacer ruído entreabro la puerta. Es mi vecina. Lleva un par de años en el edificio y creo que no paga al dueño del piso. Pero estas cosas pasan tan amenudo que no he podido no abrir la puerta. Es necesario socorrer en estos casos. Si le hubiera pasado algo no podría quitarmelo de la cabeza.
Ella entra como una gata asustada. Mirando a todos lados, le tiembla todo el cuerpo, sudando y jadeando de miedo. Al cerrar la puerta, instintivamente ella apaga la luz de la entrada.
-Tranquila. Nadie nos ha visto. Ahora estás asalvo. Cuando se cansen de llamar al timbre se irán. Si no tienen la orden, aún no pueden abrir.

Sin mediar palabra se me abraza, unos gemidos imperceptible, un cuerpo que aletea como pájaro caído del arbol. El silencio es toda su repuesta. Yo permanezco inmóvil. Poco a poco se va tranquilizando y su cuerpo se pega más al mío.
-Tonto. Siento haberte asustado. Sé que con estas cosas no se juega. Pero no sabía cómo entrar en tu casa y pedirte azucar o sal es un tópico que nunca funciona.
Su rostro ahora parece otro. Está tan cerca de mí que no puedo evitar aceptar un beso robado.
Sin que pueda decir nada su ropa cae como las hojas en otoño. Me atrapa sobre la pared y una de sus piernas desnuda me rodea sin que pueda hacer nada. Cierro los ojos y acepto un regalo inesperado. Una boca desconocida que recorre cada rincón de mi cuerpo. Unos ojos que me devoran en cada centímetro de mi piel. Unos labios dulces y unas manos maestras. Un día que pasa a ser de gris marengo a rojo imprevisto. Ambos seguimos allí depié, gimiendo como si nos escucharan al otro lado de la puerta. Con un placer contenido todo va lento y rápido. Placer imprevisto y fuego inesperado.

- Vecino ha sido un placer. Tienes fama de ser discreto. Te felicito. Sin algún día dejo de pagar el alquiler, espero que me acojas por unos días mientras busco otro piso.

Mi mano se levanta para decir adios, ella se vuelve y su último beso en mi mejilla, aún resuena algunas noches de madrugada.

8 comentarios:

pandora dijo...

ohhhh vaya encerrona!!! pero vamos que creo que no fue nada desagradable para ninguno ehhh??¿


Regalos así hay que aceptarlos en cuanto llegan(como tu has hecho), plantearse lo contrario sería.... dejar que parte de la vida se nos escapara.

Un beso desde mi caja.
pandora

Mariquilla Terremoto dijo...

Lo que hay que hacer para que me abras la puerta... pero ha merecido la pena! Que no te puedes pasar todo el día viviendo a través de los ojos de los demás! Espero que no te importunara demasiado..

Otro beso

pd, pensé que eras mas discreto.. ;)

Anónimo dijo...

Lo acaricie despacio con mis manos ansiosas, sintiendo, viendo como su cuerpo se encendía con mis manos…, con mi boca….
Su olor me embriagaba…, lo saboreé…, sí lo saboreé con el deseo de lo esperado…, de lo ansiado…
El era especial, su sabor era carnoso, aterciopelado, fresco y caliente al mismo tiempo.
Me deleite, disfruté...
El deseo y avidez no propiciaron que las cosas sucedieran todo lo despacio que me hubiese gustado y la ocasión merecía, no pudimos contenernos…, sentí como entraba en mi…,
Ël fue todo un regalo…, el sabor de su piel, de su boca, aún embriaga la mía…

El vecino del 4º dijo...

jejejejjejjee...
es lo que tiene eso de tener un pisín con facilidad para abrir la puerta... que pasan y te sorprenden...

efectivamente Pandora: fue mu agradable...

Mariqui: ssshhhhhhhiiiiitt...non coment...jejejjejejjeje...

7Lunas: mmmmmmmmm...deliciosoooo...una hermosa continuación del texto, sin duda...así fueeeee...

muaksssssss...

vuestro vecino del 4º, que aveces se dispara hastaaaa el séptimo cieloooooooo...jejejjejejje...

Veïna dijo...

Jajajjaj ... hasta el séptimo cielo !!!!

Anda Vecino que si se "corre" la voz te vas a poner la botas ... más de una dejará de pagar la hipoteca... ajjajaja

Muy bueno, como siempre.

Petonets

Duquesa_Van dijo...

jajajaj Mariquiiiii ajajjajajaja

Esto no se hace, apenas pasan de las 8 am y ya he llorado con Mariqui, me he calentado con el Vecino, y ahora me estoy partiendo el culo con la Mariqui y el Vecino..... ya está bien, esto tiene que terminar, que tal si nos juntamos los tres en un pisito indiscreto y nos dejamos de jugar al gato y al ratón??

Besos amores

Anónimo dijo...

Con imprevistos como esos......quien dice que los sueños no se hacen realidad..
Ya quiesera yo uno de esos pa mi, jajajaj.

eMe Logar. dijo...

ay vecino!!!ojala siguiera viviendo en el 5º como antes y no en el sucio entresuelo que el destino me reservaba,aqui por desgracia las imagenes se repiten una y otra vez y nunca recibo sorpresas agradables,aunque espero que el casero algun dia se apiade de mi y me devuelva la llave de mi soleado 5º piso y vuelva a vivir esas historias nuevas e inesperadas que solia vivir y que tu solias mirar desde tu mirilla igual que hacia yo con las tuyas al subir en el ascensor y encontrame siempre con alguna chica con una mirada alegre y nerviosa como la de quien esta a punto de vivir algo especial pero sabiendo que todo sera nuevo y diferente lo cual despierta los sentido y acentua el nerviosismo.¡¡¡ay!!!que tiempos aquellos vecitron
milú